SINTECHO

Me he perdido en la selva

de esta oscura gran ciudad.

Cabizbajo entre la gente

no me reconocerán.

Paso desapercibido,

como siempre ha pasado.

Nadie me echa de menos

y yo estoy más sosegado.

Nadie reclama mis deudas.

Nadie me pide favores.

Estoy mucho más tranquilo,

libre de falsos amores.

Ya no necesito a nadie

en esta ciudad maldita.

Todos me dieron de lado.

Ya nadie me necesita.

Ya no pueden estrujarme

porque no me queda nada.

Estaréis ya satisfechos.

Os salió bien la jugada.

Mi alimento es la basura

de las personas pudientes.

Tranquilos, no paso hambre.

Sé dónde hincar el diente.

En las sobras de los ricos

encuentro grandes manjares.

Sólo hay que saber el sitio

de esos lujosos hogares.

Ayer cené ensaladilla

que encontré en el basurero.

Hoy me duele la barriga.

Ojalá cene hoy cordero.

Lo triste es que yo no elijo

el menú de cada día.

Depende de lo que encuentre,

ésa será mi alegría.

Las inclemencias del tiempo

son fáciles de salvar.

Muchos rincones vacíos

hay en esta ciudad.

Nos protegen de la lluvia

y hasta nos sirven de hogar.

Los cartones nos abrigan

cuando comienza a helar.

Muchos de mis compañeros

no verán amanecer.

El frío los matará.

Nadie los volverá a ver.

Nadie ha elegido esta vida.

Somos la escoria del mundo.

Pero, ¿de quién es la culpa?

¿Por qué somos vagabundos?

Nadie quiere responder

porque a todos nos afecta.

No hay voluntad de arreglarlo.

Esta sociedad apesta.

Todos miran hacia un lado

o nos miran de reojo.

No nos miran cara a cara.

Tan sólo somos... despojos.

No os creáis que este mundo

es realmente igualitario.

No importa. Me veréis pronto...

en el próximo obituario.

J. R. Félix de la Rosa

7 de noviembre de 2023