Foto del Recorte de pantalla de la página Baulito de la web que un día fuese de Valentina Luján y se titulase De los papeles de un baulito chino y algo más
06/11/2024
2406118222774

About the work

https://valentina-lujan.es/papeles/queseveiaclara.pdf
Que se veía claramente que no era, ni tendría por qué serlo, tantos baúles como hay por el mundo y tan distintos, y que hubiera sido mucha casualidad o, de no serlo, sí algo premeditado, forzado, traído como suele decirse por los pelos… un baúl verdadero sino dibujado y, ese sí, premeditado, ya que se apreciaba el cuidado, o el capricho, o las ganas de juguetear con que se aplicara a ello alguien que no tuviese algo más importante o urgente a que atender.
Así que, no; no pretendía ni de lejos ser una foto, ni siquiera una réplica, o una broma, que hiciera referencia al que tenía yo, ahí, enfrente de mis ojos, en el que ella se sentara y diese un salto protestando estos chinos se clavan en el culo que es un horror.
Y quise, para comprobarlo, sentarme; y lo cerré. Y sí, ella tenía razón, que aquí están los chinos, que les hice una foto, para que los mire quien quiera, tallados tan en relieve que sí, que cualquiera entenderá que ni yo miento y ella exageró al exclamar que se clavaban en… Un horror.
Si eran, sin embargo, y también saltaba a la vista, verdaderos los objetos fotografiados de lo que cabría suponer fuera su contenido. Pero eran objetos todos lógicos y normales, sí, pero demasiado heterogéneos, unos demasiado grandes y consistentes, como zapatos o un guante de fregar, que no sufrirían daño ni deterioro por estar ahí tirados, quizás de cualquier manera, en tanto que otros eran muy pequeños, de apariencia frágil, como la pequeña miniatura con un busto de mujer pintado sobre nácar o la bandejita de color verde decorada (en la foto no llega a apreciarse) con incrustaciones de lo que podría ser también nácar y una muy fina, delicadísima filigrana de hilos de oro.
No. Esos objetos no podrían estar, así como así, en ese baúl que, además, era demasiado pequeño (lo medí, a cuartas de mi mano, que era lo único que tenía a, bueno, mano); unos 65 centímetros de largo por 30 de ancho y algo menos de alto.
No podían caber tantas cosas que, además, dónde estaban. Mi baúl sólo estaba — bueno, ahora ya vacío — lleno de papeles y nada más papeles.
Pero…
Caí en la cuenta de repente; no tenía por qué tratarse del mismo baúl. El que contuviera los objetos fotografiados no tenía por qué ser mi (que no lo era, pero para entendernos) baúl.
¿Y para eso tanto medir y tanto cálculo?
“Eres un ser absurdo”.
Y lo cerré, contrariado; y amontoné los papeles, un poco de cualquier manera porque como ya estaban revueltos qué más daba.
Y agarré la llave para bajar a buscar el papel, el que yo de verdad necesitaba y por el que tanto había suspirado.
¡Suspirado!
“Suspirar por algo tan prosaico — casi sonreí, enternecido — que para qué lo estaría queriendo yo”.
Y me acordé…
“Joder, idiota, y para qué iba a ser”.
Y me reconfortó saber que, eso sí; o, bueno, que eso no. Que ni el objeto ni su uso eran una especie de desvarío de mi imaginación.
Aunque había dejado, no sé por qué, de parecerme urgente.

Literary: Other
prosa
papeles
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Alejandra Bermejo
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Title Foto del Recorte de pantalla de la página Baulito de la web que un día fuese de Valentina Luján y se titulase De los papeles de un baulito chino y algo más
https://valentina-lujan.es/papeles/queseveiaclara.pdf
Que se veía claramente que no era, ni tendría por qué serlo, tantos baúles como hay por el mundo y tan distintos, y que hubiera sido mucha casualidad o, de no serlo, sí algo premeditado, forzado, traído como suele decirse por los pelos… un baúl verdadero sino dibujado y, ese sí, premeditado, ya que se apreciaba el cuidado, o el capricho, o las ganas de juguetear con que se aplicara a ello alguien que no tuviese algo más importante o urgente a que atender.
Así que, no; no pretendía ni de lejos ser una foto, ni siquiera una réplica, o una broma, que hiciera referencia al que tenía yo, ahí, enfrente de mis ojos, en el que ella se sentara y diese un salto protestando estos chinos se clavan en el culo que es un horror.
Y quise, para comprobarlo, sentarme; y lo cerré. Y sí, ella tenía razón, que aquí están los chinos, que les hice una foto, para que los mire quien quiera, tallados tan en relieve que sí, que cualquiera entenderá que ni yo miento y ella exageró al exclamar que se clavaban en… Un horror.
Si eran, sin embargo, y también saltaba a la vista, verdaderos los objetos fotografiados de lo que cabría suponer fuera su contenido. Pero eran objetos todos lógicos y normales, sí, pero demasiado heterogéneos, unos demasiado grandes y consistentes, como zapatos o un guante de fregar, que no sufrirían daño ni deterioro por estar ahí tirados, quizás de cualquier manera, en tanto que otros eran muy pequeños, de apariencia frágil, como la pequeña miniatura con un busto de mujer pintado sobre nácar o la bandejita de color verde decorada (en la foto no llega a apreciarse) con incrustaciones de lo que podría ser también nácar y una muy fina, delicadísima filigrana de hilos de oro.
No. Esos objetos no podrían estar, así como así, en ese baúl que, además, era demasiado pequeño (lo medí, a cuartas de mi mano, que era lo único que tenía a, bueno, mano); unos 65 centímetros de largo por 30 de ancho y algo menos de alto.
No podían caber tantas cosas que, además, dónde estaban. Mi baúl sólo estaba — bueno, ahora ya vacío — lleno de papeles y nada más papeles.
Pero…
Caí en la cuenta de repente; no tenía por qué tratarse del mismo baúl. El que contuviera los objetos fotografiados no tenía por qué ser mi (que no lo era, pero para entendernos) baúl.
¿Y para eso tanto medir y tanto cálculo?
“Eres un ser absurdo”.
Y lo cerré, contrariado; y amontoné los papeles, un poco de cualquier manera porque como ya estaban revueltos qué más daba.
Y agarré la llave para bajar a buscar el papel, el que yo de verdad necesitaba y por el que tanto había suspirado.
¡Suspirado!
“Suspirar por algo tan prosaico — casi sonreí, enternecido — que para qué lo estaría queriendo yo”.
Y me acordé…
“Joder, idiota, y para qué iba a ser”.
Y me reconfortó saber que, eso sí; o, bueno, que eso no. Que ni el objeto ni su uso eran una especie de desvarío de mi imaginación.
Aunque había dejado, no sé por qué, de parecerme urgente.
Work type Literary: Other
Tags prosa, papeles

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Identifier 2406118222774
Entry date Jun 11, 2024, 12:31 PM UTC
License All rights reserved

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Author. Holder Alejandra Bermejo. Date Jun 11, 2024.


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