About the work
http://valentina-lujan.es/V/Nota1.pdf
Nota
Puesto que estamos en el Inicio entiendo que lo primero que debo hacer es mostrar el aspecto original de esta página, el que se supone o supongo yo al menos que tuvo que tener algún día y seguiría ofreciendo casi idéntico si no hubiera desaparecido, por un lado, y, por otro, si yo no hubiese llegado nunca a ella tan sólo por haber encontrado aquel cuadernito que...
Pero lo encontré, ¿qué quiere que haga?
¡Ignorarlo!
Se me acaba de ocurrir que pude ignorarlo y... bueno: "No he visto nada".
Pero lo vi, en cuanto llegué, no a la página - que eso fue después - sino a esta casa; el cuadernito, cubierto de polvo, en uno de los estantes vacíos de una estantería blanca, sucia, renegrida, de escayola, feísima...
Era un cuadernito muy delgado, en tamaño folio, que en la portada... Pero para qué perder el tiempo en describírsela pudiendo enseñársela.
Mírela, esta es.
La ilustración, de trazo tan infantil, y el hecho de que estuviera impreso en letra muy grande me hicieron suponer, en aquella primera ojeada que le dediqué, que se trataría de un cuento para niños.
Pero... ¡Qué título tan estrafalario!, pensé según lo depositaba de nuevo sobre la estantería polvorienta que... ¿No deberías limpiarla un poquito?, me pregunté.
Me contesté que ya lo haría, cuando estuviera instalada, y me dediqué un rato a fumar cigarrillos paseando, de pared a pared, echando la ceniza al suelo y cuenta de si iba yo a tener tantos cuadros para tapar todas las marcas que habían dejado los del propietario anterior... ¡Qué titulo tan estrafalario!
Así que, como el camión de la mudanza no llegaba, terminé poniéndome las gafas y sentándome en el suelo y... Bueno, te leeré, aunque sea; y leí , enterándome así de que existía, o había existido alguna vez, esta página web...
Mira: ha rimado.
Pensé ¡vaya bobada! - del cuaderno, claro - y lo volví a poner en el estante; y encendí otro cigarrillo, y luego otro, paseando, de pared a pared; y seguí echando la ceniza al suelo y cuentas de si iba yo a tener tantos cuadros para tapar tantas marcas porque... ¿Qué otra cosa podría hacer?
Dediqué un buen rato a cavilar la forma de ingeniármelas para pensar en otra cosa; discurrí tanto que, lo recuerdo con claridad pese a haber pasado tantos años, hubo incluso un momento en que llegué a desear fervientemente tener una escoba, una sencilla y vulgar escoba para barrer tantas colillas desperdigadas por el suelo porque, aparte de que con la radio, o con mi ordenador, por supuesto que ni soñar, la habitación empezaba a estar hecha una cochambre pero, consideré, tampoco tenía cubo de la basura ni router para poderme conectar a Internet… “¿Qué otra cosa podría hacer?”.
Creo que me empecé a poner nerviosa, a impacientarme; y sé que me puse de pie y miré por la ventana y vi el cielo azul con alguna nube que tapaba el sol y, al poco, la nube se movió y el sol entró hasta la pared de enfrente y pensé necesitaré unas cortinas y, cada vez más irritada al filo casi de la histeria, que si es que los cigarrillos se me tenían que terminar también.
Sonó el móvil.
Sentía tal ansiedad porque algo, lo que fuese, pusiera fin a aquella sensación de algo tan parecido a la impotencia que me abalancé sobre el bolso tirado en un rincón y lo busqué, el móvil, afanosamente, pero cuando logré...
...
Y ahora voy y me encuentro, sin saber ni cómo ni de dónde sale, a esta individua de la manecita que se perdía, para mí y para el mundo y para todo, sin dejar el menor rastro aquí.
Esto es, lo digo de verdad, para volverse loca y marcharse a Australia y olvidarse de todo; pero no puedo marcharme porque aunque no se entere nadie una tiene su orgullo y tengo que seguir tirando el dado no sé si hasta que consiga entrar en el cielo o hasta que me muera porque — aquí se ve muy bien — la cosa está muy reñida y si por la circunstancia que sea me vuelvo a quedar en la mismita puerta y me sale un 6 ahí tengo esperándome a la calavera.
Y es que el que inventó el jueguecito un poco de mala sombra sí que tuvo, que sólo con que la hubiese puesto en el 57 y no en el 58 sí que podías salvarte. Pero así no.
Anda que, entre unas cosas y otras, vaya enfado y qué humor más malísimo que tengo.
Papeles
Shown in
Creativity declaration
100% human created
Declaration Date:
1/12/24, 3:13 AM
Identification level:
Low
Fictional content
Declaration Date:
1/12/24, 3:13 AM
Identification level:
Low
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http://valentina-lujan.es/V/Nota1.pdf
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Puesto que estamos en el Inicio entiendo que lo primero que debo hacer es mostrar el aspecto original de esta página, el que se supone o supongo yo al menos que tuvo que tener algún día y seguiría ofreciendo casi idéntico si no hubiera desaparecido, por un lado, y, por otro, si yo no hubiese llegado nunca a ella tan sólo por haber encontrado aquel cuadernito que...
Pero lo encontré, ¿qué quiere que haga?
¡Ignorarlo!
Se me acaba de ocurrir que pude ignorarlo y... bueno: "No he visto nada".
Pero lo vi, en cuanto llegué, no a la página - que eso fue después - sino a esta casa; el cuadernito, cubierto de polvo, en uno de los estantes vacíos de una estantería blanca, sucia, renegrida, de escayola, feísima...
Era un cuadernito muy delgado, en tamaño folio, que en la portada... Pero para qué perder el tiempo en describírsela pudiendo enseñársela.
Mírela, esta es.
La ilustración, de trazo tan infantil, y el hecho de que estuviera impreso en letra muy grande me hicieron suponer, en aquella primera ojeada que le dediqué, que se trataría de un cuento para niños.
Pero... ¡Qué título tan estrafalario!, pensé según lo depositaba de nuevo sobre la estantería polvorienta que... ¿No deberías limpiarla un poquito?, me pregunté.
Me contesté que ya lo haría, cuando estuviera instalada, y me dediqué un rato a fumar cigarrillos paseando, de pared a pared, echando la ceniza al suelo y cuenta de si iba yo a tener tantos cuadros para tapar todas las marcas que habían dejado los del propietario anterior... ¡Qué titulo tan estrafalario!
Así que, como el camión de la mudanza no llegaba, terminé poniéndome las gafas y sentándome en el suelo y... Bueno, te leeré, aunque sea; y leí , enterándome así de que existía, o había existido alguna vez, esta página web...
Mira: ha rimado.
Pensé ¡vaya bobada! - del cuaderno, claro - y lo volví a poner en el estante; y encendí otro cigarrillo, y luego otro, paseando, de pared a pared; y seguí echando la ceniza al suelo y cuentas de si iba yo a tener tantos cuadros para tapar tantas marcas porque... ¿Qué otra cosa podría hacer?
Dediqué un buen rato a cavilar la forma de ingeniármelas para pensar en otra cosa; discurrí tanto que, lo recuerdo con claridad pese a haber pasado tantos años, hubo incluso un momento en que llegué a desear fervientemente tener una escoba, una sencilla y vulgar escoba para barrer tantas colillas desperdigadas por el suelo porque, aparte de que con la radio, o con mi ordenador, por supuesto que ni soñar, la habitación empezaba a estar hecha una cochambre pero, consideré, tampoco tenía cubo de la basura ni router para poderme conectar a Internet… “¿Qué otra cosa podría hacer?”.
Creo que me empecé a poner nerviosa, a impacientarme; y sé que me puse de pie y miré por la ventana y vi el cielo azul con alguna nube que tapaba el sol y, al poco, la nube se movió y el sol entró hasta la pared de enfrente y pensé necesitaré unas cortinas y, cada vez más irritada al filo casi de la histeria, que si es que los cigarrillos se me tenían que terminar también.
Sonó el móvil.
Sentía tal ansiedad porque algo, lo que fuese, pusiera fin a aquella sensación de algo tan parecido a la impotencia que me abalancé sobre el bolso tirado en un rincón y lo busqué, el móvil, afanosamente, pero cuando logré...
...
Y ahora voy y me encuentro, sin saber ni cómo ni de dónde sale, a esta individua de la manecita que se perdía, para mí y para el mundo y para todo, sin dejar el menor rastro aquí.
Esto es, lo digo de verdad, para volverse loca y marcharse a Australia y olvidarse de todo; pero no puedo marcharme porque aunque no se entere nadie una tiene su orgullo y tengo que seguir tirando el dado no sé si hasta que consiga entrar en el cielo o hasta que me muera porque — aquí se ve muy bien — la cosa está muy reñida y si por la circunstancia que sea me vuelvo a quedar en la mismita puerta y me sale un 6 ahí tengo esperándome a la calavera.
Y es que el que inventó el jueguecito un poco de mala sombra sí que tuvo, que sólo con que la hubiese puesto en el 57 y no en el 58 sí que podías salvarte. Pero así no.
Anda que, entre unas cosas y otras, vaya enfado y qué humor más malísimo que tengo.
Papeles
Work type Literary: Other
Tags prosa
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Registry info in Safe Creative
Identifier 2401126624770
Entry date Jan 12, 2024, 3:13 AM UTC
License All rights reserved
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Copyright registered declarations
Author. Holder Don Alcibíades. Date Jan 12, 2024.
Information available at https://www.safecreative.org/work/2401126624770-nota