Había logrado recordar
08/21/2023
2308215095742

About the work

https://valentina-lujan.es/alicia/habialogradorecordar.pdf
con asombrosa nitidez a la fisioterapeuta dando un salto y poniéndose como loca de contento de pie y, secándose los últimos restos de lágrimas con el kleenex que arrojó luego con descuido — y “acertando a la primera, y no como otrosss” dijo mi madre , que cuando quiere zaherirme pronuncia unas eses muy largas — a la papelera del rincón, se volvió con los ojos radiantes de júbilo hacia el chico y preguntó si era aquello verdad porque, si de verdad era cierto y no una imprevisión más de “este sin fuste” , ella se volvía tan feliz a su pueblo y se olvidaba del apartamento y, antes de que las cosas se complicaran y se viera metida en una historia de amor “que podría ser muy bonita, sí, pero enamorarme no entra del todo por lo pronto en mis planes” — dijo ya muy tranquila —, hasta del polaco.
– Pero, pequeña — doña Celedonia se llegó hasta ella y, retirándole con el pañuelo los restos de rímel que quedaban en sus mejillas, dijo en tono triste —, no es necesario ya que disimule.
Y que era ya una labor, además de en exceso penosa, inútil el empeñarse en no querer reconocer que se había fijado en su marido pero — le dijo también — era ella, “es usted”, además de una jovencita encantadora llena de posibilidades y con toda una vida por delante, una profesional muy competente a la que no habrían de faltar ancianos a los que rehabilitar.
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Con esa costumbre tan antipática que tiene de mirar mi trabajo por encima del hombro y traer a colación, tanto si viene al caso como si no, que podía yo muy bien haber sido otra cosa “tanta ilusión como le hubiera hecho a tu padre, toda su vida de mono, entre motores y aceites y embragues, el verte hecho un economista, o un abogado, pero dijiste «yo no quiero mancharme las manos» y, míralo al niño, hombre de letras”. Y con la misma cantinela siempre.
Que luego, claro, me di cuenta en seguida de que tendría que cambiarlo porque era muy poquito probable que aquella joven a la que apenas conocía utilizase — y menos para referirse a mí, tan poquísima confianza como teníamos, habiéndonos visto no más de un par de veces — una expresión que era tan genuina (en su caso sí para referirse a mí) de mi madre.
Porque después de haberlo centrifugado el chiquillo y con tanto esfuerzo me negué, en un tal vez último intento de salvar mi dignidad tras el nuevo y estrepitoso fracaso cosechado en las verdes campiñas, del profundo valle, tan perdido entre elevadas cumbres y los pajarillos etcétera del pueblo de la chica y tal— que me gustaría borrar del mapa, sí, pero no puedo porque, mi amigo me lo hace notar, no sé cómo se llama — que se quedara sin utilizar y sirviera, por lo menos, para enjugar sus lágrimas; que no sé si quedarían mejor dulces o amargas, pero escarmentado como estoy va a ser mejor (también por indicación de mi amigo) que no me atreva con ningunas.
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que no tuvieran — “como éste”, dijo dedicando a su esposo una fugaz mirada resentida — el inconveniente añadido de no saber asumir que hay que ser fuerte, y valiente, y representar con alegría y hasta sus últimas consecuencias el papel que a cada uno “porque todos en esta vida tenemos el nuestro” — puntualizó — nos asignó nuestro creador incluso ya antes de nuestro nacimiento.

Literary: Other
prosa
versaciones
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Declaration Date: Aug 21, 2023, 1:56 AM

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Sergio Escalante
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Title Había logrado recordar
https://valentina-lujan.es/alicia/habialogradorecordar.pdf
con asombrosa nitidez a la fisioterapeuta dando un salto y poniéndose como loca de contento de pie y, secándose los últimos restos de lágrimas con el kleenex que arrojó luego con descuido — y “acertando a la primera, y no como otrosss” dijo mi madre , que cuando quiere zaherirme pronuncia unas eses muy largas — a la papelera del rincón, se volvió con los ojos radiantes de júbilo hacia el chico y preguntó si era aquello verdad porque, si de verdad era cierto y no una imprevisión más de “este sin fuste” , ella se volvía tan feliz a su pueblo y se olvidaba del apartamento y, antes de que las cosas se complicaran y se viera metida en una historia de amor “que podría ser muy bonita, sí, pero enamorarme no entra del todo por lo pronto en mis planes” — dijo ya muy tranquila —, hasta del polaco.
– Pero, pequeña — doña Celedonia se llegó hasta ella y, retirándole con el pañuelo los restos de rímel que quedaban en sus mejillas, dijo en tono triste —, no es necesario ya que disimule.
Y que era ya una labor, además de en exceso penosa, inútil el empeñarse en no querer reconocer que se había fijado en su marido pero — le dijo también — era ella, “es usted”, además de una jovencita encantadora llena de posibilidades y con toda una vida por delante, una profesional muy competente a la que no habrían de faltar ancianos a los que rehabilitar.
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Con esa costumbre tan antipática que tiene de mirar mi trabajo por encima del hombro y traer a colación, tanto si viene al caso como si no, que podía yo muy bien haber sido otra cosa “tanta ilusión como le hubiera hecho a tu padre, toda su vida de mono, entre motores y aceites y embragues, el verte hecho un economista, o un abogado, pero dijiste «yo no quiero mancharme las manos» y, míralo al niño, hombre de letras”. Y con la misma cantinela siempre.
Que luego, claro, me di cuenta en seguida de que tendría que cambiarlo porque era muy poquito probable que aquella joven a la que apenas conocía utilizase — y menos para referirse a mí, tan poquísima confianza como teníamos, habiéndonos visto no más de un par de veces — una expresión que era tan genuina (en su caso sí para referirse a mí) de mi madre.
Porque después de haberlo centrifugado el chiquillo y con tanto esfuerzo me negué, en un tal vez último intento de salvar mi dignidad tras el nuevo y estrepitoso fracaso cosechado en las verdes campiñas, del profundo valle, tan perdido entre elevadas cumbres y los pajarillos etcétera del pueblo de la chica y tal— que me gustaría borrar del mapa, sí, pero no puedo porque, mi amigo me lo hace notar, no sé cómo se llama — que se quedara sin utilizar y sirviera, por lo menos, para enjugar sus lágrimas; que no sé si quedarían mejor dulces o amargas, pero escarmentado como estoy va a ser mejor (también por indicación de mi amigo) que no me atreva con ningunas.
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que no tuvieran — “como éste”, dijo dedicando a su esposo una fugaz mirada resentida — el inconveniente añadido de no saber asumir que hay que ser fuerte, y valiente, y representar con alegría y hasta sus últimas consecuencias el papel que a cada uno “porque todos en esta vida tenemos el nuestro” — puntualizó — nos asignó nuestro creador incluso ya antes de nuestro nacimiento.
Work type Literary: Other
Tags prosa, versaciones

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Registry info in Safe Creative

Identifier 2308215095742
Entry date Aug 21, 2023, 1:56 AM UTC
License All rights reserved

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Author. Holder Sergio Escalante. Date Aug 21, 2023.


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