Apoyado en el quicio de la puerta
08/19/2023
2308195085788

About the work

https://valentina-lujan.es/alicia/apoyadoenel.pdf
no de la cocina, no de la cocina esta vez ni tampoco (tampoco esta vez) de la de mi despacho porque estoy literalmente —en Times New Román 14, que cualquiera puede comprobarlo si no me cree— harto de esas puertas; es más harto también de la del piso de los Ramírez y eso que esa, las cosas como son y a cada cual lo suyo con sus méritos y sus demérito, no me vino nada mal porque, sí, Sonia me la cerró en las narices, furiosa, que me acuerdo, y me llamó cantamañanas gilipollas del carajo, pero fue aquel un portazo que me abrió la puerta —por aquello tal vez del viejo dicho de que cuando una puerta se cierra siempre se abre otra, aunque, ahora que lo veo escrito, reconsidero que si en vez de escribir me abrió la puerta hubiese escrito me despejó el camino me habría, yo solo y sin ayuda de nadie, despejado el cami…
¡No! ¡Otra vez camino despejado, no!
Me hubiese dado de manos a boca —a ver esta qué tal—, de manos a boca con la… ¿oportunidad?, ¿posibilidad?, bueno, me da igual, con la oportunidad o posibilidad o lo que mejor pueda encajar según vallamos viendo el desarrollo de los acontecimientos, de desarrol…
¡Mierda! ¡Otra vez desarrollar, no!
− Pero, vamos a ver, tú —la voz de mi amigo, o de mi madre, porque no puede ser de ningún otro porque Sonia, y Lola, y toda la parentela de los Ramírez, y Manolita, y la camarera suplente, y Gutiérrez, todos, todos me tratan de usted y, por más que discurro, no se me viene a la cabeza nadie más con quien haya (desde que empecé esta andadura, por lo menos) entablado conversación alguna ni cruzado más allá de un pues lo de siempre con el vejete del descansillo que, cuando coincidimos en el ascensor yendo yo a comprar el pan o viniendo él de comprar el periódico, me dice qué hay, chaval, lo que me induce a pensar que, si mediasen más palabras, lo más lógico sería que me tutease porque, y creo que lo razono bien, a un chaval no se le suele llamar de usted—, ¿qué coño es lo que quieres?
Con lo que mi madre quedaría descartada porque, porque la conozco como si la hubiera parido, es, eso sí y otras cosas también pero no es el tema y de momento mejor saltárselo y dejarlo reposar, es muy educada y no se alargaría a algo más… ¿visceral?, ¿espontaneo?, bueno, tampoco importa mucho, ya se me ocurrirá, algo más contundente o rotundo que un insulso desabrido demonios, así que…
Que sólo me queda mi amigo, en conclusión; y de mi amigo, no sé por qué, no tengo yo como que muchas ganas hoy.
Total que, un optimista gilipollas que fui siempre, me decido por la barra de pan y a ver si hay suerte, con el vecino.
Pero no, ocho veces que salgo y tres barras de pan, y dos cervezas (por variar, a ver si así) y una Black & Decker que (a la desesperada, por que viera la suerte que pongo interés) me fui a comprar a El Corte Inglés, el vejete no compra hoy, por lo visto, ningún periódico.
No sé qué hacer
Continuaré
-----
Desanimadísimo, sí; que no encuentro solución ni salida. Pero, y esto nadie se lo va a creer: cuando, tan decidido a tirar la toalla no estoy teniendo ni ánimos siquiera para poner el punto después de hacer, escucho la llave en la cerradura y, acto seguido, el taconeo característico de Lola que entra diciendo pues no se preocupe, que Dios aprieta pero no ahoga, y que hasta luego.

Y, el vejete, que le reconozco la voz, que thank you very much y que good morning.

Literary: Other
prosa
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Declaration Date: Aug 19, 2023, 11:58 AM

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Sergio Escalante
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Title Apoyado en el quicio de la puerta
https://valentina-lujan.es/alicia/apoyadoenel.pdf
no de la cocina, no de la cocina esta vez ni tampoco (tampoco esta vez) de la de mi despacho porque estoy literalmente —en Times New Román 14, que cualquiera puede comprobarlo si no me cree— harto de esas puertas; es más harto también de la del piso de los Ramírez y eso que esa, las cosas como son y a cada cual lo suyo con sus méritos y sus demérito, no me vino nada mal porque, sí, Sonia me la cerró en las narices, furiosa, que me acuerdo, y me llamó cantamañanas gilipollas del carajo, pero fue aquel un portazo que me abrió la puerta —por aquello tal vez del viejo dicho de que cuando una puerta se cierra siempre se abre otra, aunque, ahora que lo veo escrito, reconsidero que si en vez de escribir me abrió la puerta hubiese escrito me despejó el camino me habría, yo solo y sin ayuda de nadie, despejado el cami…
¡No! ¡Otra vez camino despejado, no!
Me hubiese dado de manos a boca —a ver esta qué tal—, de manos a boca con la… ¿oportunidad?, ¿posibilidad?, bueno, me da igual, con la oportunidad o posibilidad o lo que mejor pueda encajar según vallamos viendo el desarrollo de los acontecimientos, de desarrol…
¡Mierda! ¡Otra vez desarrollar, no!
− Pero, vamos a ver, tú —la voz de mi amigo, o de mi madre, porque no puede ser de ningún otro porque Sonia, y Lola, y toda la parentela de los Ramírez, y Manolita, y la camarera suplente, y Gutiérrez, todos, todos me tratan de usted y, por más que discurro, no se me viene a la cabeza nadie más con quien haya (desde que empecé esta andadura, por lo menos) entablado conversación alguna ni cruzado más allá de un pues lo de siempre con el vejete del descansillo que, cuando coincidimos en el ascensor yendo yo a comprar el pan o viniendo él de comprar el periódico, me dice qué hay, chaval, lo que me induce a pensar que, si mediasen más palabras, lo más lógico sería que me tutease porque, y creo que lo razono bien, a un chaval no se le suele llamar de usted—, ¿qué coño es lo que quieres?
Con lo que mi madre quedaría descartada porque, porque la conozco como si la hubiera parido, es, eso sí y otras cosas también pero no es el tema y de momento mejor saltárselo y dejarlo reposar, es muy educada y no se alargaría a algo más… ¿visceral?, ¿espontaneo?, bueno, tampoco importa mucho, ya se me ocurrirá, algo más contundente o rotundo que un insulso desabrido demonios, así que…
Que sólo me queda mi amigo, en conclusión; y de mi amigo, no sé por qué, no tengo yo como que muchas ganas hoy.
Total que, un optimista gilipollas que fui siempre, me decido por la barra de pan y a ver si hay suerte, con el vecino.
Pero no, ocho veces que salgo y tres barras de pan, y dos cervezas (por variar, a ver si así) y una Black & Decker que (a la desesperada, por que viera la suerte que pongo interés) me fui a comprar a El Corte Inglés, el vejete no compra hoy, por lo visto, ningún periódico.
No sé qué hacer
Continuaré
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Desanimadísimo, sí; que no encuentro solución ni salida. Pero, y esto nadie se lo va a creer: cuando, tan decidido a tirar la toalla no estoy teniendo ni ánimos siquiera para poner el punto después de hacer, escucho la llave en la cerradura y, acto seguido, el taconeo característico de Lola que entra diciendo pues no se preocupe, que Dios aprieta pero no ahoga, y que hasta luego.

Y, el vejete, que le reconozco la voz, que thank you very much y que good morning.
Work type Literary: Other
Tags prosa

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Identifier 2308195085788
Entry date Aug 19, 2023, 11:58 AM UTC
License All rights reserved

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Author. Holder Sergio Escalante. Date Aug 19, 2023.


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