About the work
https://valentina-lujan.es/U/unapiscinapeque.pdf
Una piscina pequeña y un cenicero grande
Se estudia y se investiga mucho pero siempre en torno a la
materia, a todo cuanto goza de una estructura apreciable
desde cualquiera de los cinco sentidos. Antes de conceder a
algo el derecho de estar existiendo le exigimos que tenga una
forma o un color, para que podamos verlo; o un sonido que
nos permita escucharlo, o un olor, o un sabor, o una textura.
Las personas, los animales, las plantas, las piedras, las cosas,
todos tienen (al menos) forma y color y un tamaño al que
adjudicamos la cualidad de grande o pequeño en función de
qué parámetros…
Estoy fumando y alargo la mano hasta el cenicero, que es, mi
cenicero concretamente, lo que se puede llamar un cenicero
grande porque debe de medir, así, a ojo, unos quince centímetros de diámetro (es un cenicero
redondo) y tener como cuatro o cinco de altura. Así que supongo que es un cenicero bastante
grande, pero no estoy segura del todo de que si su diámetro estuviera siendo de tres metros y
su altura de (pongamos) setenta centímetros no se me pasasen siquiera por las mientes la idea
de cenicero y me sintiese bastante más inclinada a pensar que es una piscina.
Una piscina pequeña, desde luego, para la apreciación de un adulto, al que no estaría
cubriendo (llena de agua, claro, que qué otra finalidad lógica puede adornar a una piscina mas
que la de contener agua) ni hasta la ingle aun en el caso de ser una persona bajita, ni
permitiéndole dar más de un par de brazadas. Aunque una piscina muy grande para la
apreciación de un niño, y no sólo para la apreciación sino para el hecho constatable (aunque el
niño a lo mejor no lo sabe) de que si no sabe nadar puede ahogarse.
Como soy persona adulta y de mediana estatura me decanto por suponer que ese objeto sobre
el que deposito la ceniza de mi cigarrillo es un cenicero y que el haber imaginado por un
momento que podía tratarse de una piscina ha sido nada más una broma que me ha gastado
mi imaginación. Además, una piscina nunca podría estar sobre una mesa, de despacho,
concretamente, que mide alrededor de metro y medio de largo por sesenta centímetros de
fondo… A menos, claro, que la mesa fuese muy grande y la piscina muy pequeña, pero las
mesas de despacho aunque no tienen una medida estándar siempre guardan las proporciones
que puede abarcar el que va a utilizarlas.
Pero, aun en el supuesto de que el que la fuera a utilizar fuese un gigante, y la mesa fuera por
tanto enorme… ¿tendría sentido el que se contemplase el dotarla de unas dimensiones tales
que se pudiera colocar sobre ella una piscina?
Deduzco, por tanto, que ese objeto redondo que hay sobre la mesa de mi despacho es muy
posiblemente un cenicero, aunque también podría servir para depositar en él monedas, por
ejemplo, o cualquier otro tipo de cirindulillos o adminículos de esos que las personas vamos
dejando caer por aquí y por allá a nuestro paso por nuestro cada día; pero, vamos, que en
líneas generales y si alguien me preguntara “qué es eso” respondería con bastante desparpajo
que es un cenicero.
Una piscina pequeña y un cenicero grande
Deduzco, por tanto, que todo cuanto ocupa un lugar en el Universo y está fabricado por el ser
humano tiene las medidas convenientes al criterio y a las necesidades del ser humano y
atendiendo a qué utilidad se le va a dar al objeto en cuestión.
¿Pero, qué pasa con todo cuanto hay en el Universo que no está fabricado por el ser humano
ni atendiendo a sus criterios ni a sus necesidades?
¿Está el ser humano capacitado para comprender, enjuiciar siquiera, lo que ni está hecho a su
medida ni guarda proporción con él?
Es por lo que digo que se estudia y se investiga mucho pero siempre en torno a la materia que,
si no estoy confundida del todo, se compone siempre de una combinación de elementos, y
cada elemento se compone de átomos, y el átomo es la parte más pequeña que puede existir
de materia; y los átomos al combinarse entre sí forman las moléculas, y las moléculas
juntándose y combinándose dan lugar a las células. Y de células es de lo que está compuesta la
parte corpórea de todos los seres vivos, sean de la especie que sean.
Pero me entero también (que lo miro en internet) de que suponiendo que el núcleo del átomo
fuese del tamaño de una cabeza de alfiler el átomo completo estaría siendo del tamaño de
toda España y, entre el núcleo y la corteza, estaría habiendo un espacio enorme y vacío en el
que se estarían moviendo los electrones de forma parecida a como se mueven los planetas en
un sistema planetario.
Es decir, que, entre unas cosas y otras, la materia (tanto la viva como la inanimada) está
prácticamente hueca...
Etiqueta: Entelequios
Categoría: Prosa
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Creativity declaration
100% human created
Declaration Date:
Jul 10, 2023, 1:50 PM
Identification level:
Low
Fictional content
Declaration Date:
Jul 10, 2023, 1:50 PM
Identification level:
Low
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Title Una piscina pequeña y un cenicero grande
https://valentina-lujan.es/U/unapiscinapeque.pdf
Una piscina pequeña y un cenicero grande
Se estudia y se investiga mucho pero siempre en torno a la
materia, a todo cuanto goza de una estructura apreciable
desde cualquiera de los cinco sentidos. Antes de conceder a
algo el derecho de estar existiendo le exigimos que tenga una
forma o un color, para que podamos verlo; o un sonido que
nos permita escucharlo, o un olor, o un sabor, o una textura.
Las personas, los animales, las plantas, las piedras, las cosas,
todos tienen (al menos) forma y color y un tamaño al que
adjudicamos la cualidad de grande o pequeño en función de
qué parámetros…
Estoy fumando y alargo la mano hasta el cenicero, que es, mi
cenicero concretamente, lo que se puede llamar un cenicero
grande porque debe de medir, así, a ojo, unos quince centímetros de diámetro (es un cenicero
redondo) y tener como cuatro o cinco de altura. Así que supongo que es un cenicero bastante
grande, pero no estoy segura del todo de que si su diámetro estuviera siendo de tres metros y
su altura de (pongamos) setenta centímetros no se me pasasen siquiera por las mientes la idea
de cenicero y me sintiese bastante más inclinada a pensar que es una piscina.
Una piscina pequeña, desde luego, para la apreciación de un adulto, al que no estaría
cubriendo (llena de agua, claro, que qué otra finalidad lógica puede adornar a una piscina mas
que la de contener agua) ni hasta la ingle aun en el caso de ser una persona bajita, ni
permitiéndole dar más de un par de brazadas. Aunque una piscina muy grande para la
apreciación de un niño, y no sólo para la apreciación sino para el hecho constatable (aunque el
niño a lo mejor no lo sabe) de que si no sabe nadar puede ahogarse.
Como soy persona adulta y de mediana estatura me decanto por suponer que ese objeto sobre
el que deposito la ceniza de mi cigarrillo es un cenicero y que el haber imaginado por un
momento que podía tratarse de una piscina ha sido nada más una broma que me ha gastado
mi imaginación. Además, una piscina nunca podría estar sobre una mesa, de despacho,
concretamente, que mide alrededor de metro y medio de largo por sesenta centímetros de
fondo… A menos, claro, que la mesa fuese muy grande y la piscina muy pequeña, pero las
mesas de despacho aunque no tienen una medida estándar siempre guardan las proporciones
que puede abarcar el que va a utilizarlas.
Pero, aun en el supuesto de que el que la fuera a utilizar fuese un gigante, y la mesa fuera por
tanto enorme… ¿tendría sentido el que se contemplase el dotarla de unas dimensiones tales
que se pudiera colocar sobre ella una piscina?
Deduzco, por tanto, que ese objeto redondo que hay sobre la mesa de mi despacho es muy
posiblemente un cenicero, aunque también podría servir para depositar en él monedas, por
ejemplo, o cualquier otro tipo de cirindulillos o adminículos de esos que las personas vamos
dejando caer por aquí y por allá a nuestro paso por nuestro cada día; pero, vamos, que en
líneas generales y si alguien me preguntara “qué es eso” respondería con bastante desparpajo
que es un cenicero.
Una piscina pequeña y un cenicero grande
Deduzco, por tanto, que todo cuanto ocupa un lugar en el Universo y está fabricado por el ser
humano tiene las medidas convenientes al criterio y a las necesidades del ser humano y
atendiendo a qué utilidad se le va a dar al objeto en cuestión.
¿Pero, qué pasa con todo cuanto hay en el Universo que no está fabricado por el ser humano
ni atendiendo a sus criterios ni a sus necesidades?
¿Está el ser humano capacitado para comprender, enjuiciar siquiera, lo que ni está hecho a su
medida ni guarda proporción con él?
Es por lo que digo que se estudia y se investiga mucho pero siempre en torno a la materia que,
si no estoy confundida del todo, se compone siempre de una combinación de elementos, y
cada elemento se compone de átomos, y el átomo es la parte más pequeña que puede existir
de materia; y los átomos al combinarse entre sí forman las moléculas, y las moléculas
juntándose y combinándose dan lugar a las células. Y de células es de lo que está compuesta la
parte corpórea de todos los seres vivos, sean de la especie que sean.
Pero me entero también (que lo miro en internet) de que suponiendo que el núcleo del átomo
fuese del tamaño de una cabeza de alfiler el átomo completo estaría siendo del tamaño de
toda España y, entre el núcleo y la corteza, estaría habiendo un espacio enorme y vacío en el
que se estarían moviendo los electrones de forma parecida a como se mueven los planetas en
un sistema planetario.
Es decir, que, entre unas cosas y otras, la materia (tanto la viva como la inanimada) está
prácticamente hueca...
Etiqueta: Entelequios
Categoría: Prosa
Work type Literary: Other
Tags alicia/afrodita, entelequios prosa
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Registry info in Safe Creative
Identifier 2307104798511
Entry date Jul 10, 2023, 1:50 PM UTC
License All rights reserved
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Copyright registered declarations
Author. Holder Alicia/Afrodita. Date Jul 10, 2023.
Information available at https://www.safecreative.org/work/2307104798511-una-piscina-pequena-y-un-cenicero-grande