En la caja del microondas
05/30/2023
2305304449615

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http://valentina-lujan.es/P/pqlapagqueuve.pdf
Porque la página que usted ve en la actualidad es una especie de puzzle que he procurado armar lo mejor que he podido a partir de los papeles que aparecieron en el lugar que debería estar ocupando el pequeño electrodoméstico con el que no pude calentar unos canelones de los que ― creo que en alguna otra parte lo he mencionado ― no quiero nunca más volver a hablar.
Y eso, fíjese, que no puedo quejarme porque ya le conté que cené bastante bien; y, en cuanto a ellos ― los canelones ―, y ya por zanjar el tema de los malditos canelones de una condenada vez, habida cuenta de que calentarlos no era posible, los freí a la mañana siguiente.
Sí; los freí.
Después de echar a perder la mañana sentada frente al ordenador los saqué de uno en uno con una cuchara de su bandejita original, los pasé por harina y los freí.
Y bueno; no resultaron mal. Quedaron como una especie de híbrido entre rollito primavera, empanadilla y croqueta que me comí, luego, a mediodía, sentada en la cocina bastante contrariada ― aunque, ya le digo, estaban ricos y me satisfizo el encontrar para ellos una solución tan sencilla, que le recomiendo porque… pues porque soy bastante chapucera, poco exigente, la verdad, y me conformo en determinadas cuestiones con cualquier cosa hecha de cualquier manera ― porque, decía, bastante, ya lo he dicho, contrariada porque, entonces, todavía, no sabía que terminaría por comprender que lo mejor era dejar las cosas como estaban y que no había nada, nada absolutamente más que hacer excepto, por no desperdiciar también la tarde cruzada de manos como una tonta y ante el hecho consumado de que por más intentos que hice ― antes de renunciar a simplemente tirarlos a la basura y ya está ― tecleando y volviendo a teclear el resultado fue siempre Internet Explorer no puede mostrar la página, tratar, simplemente, de olvidar.
Y olvidé. Un poco como que a regañadientes al principio, pelando una manzana, y con algo más de entusiasmo cuando ― una vez me hube tomado el café y puesto los guantes y vuelto a quitármelos porque estaba convencida de que si había algo de lo que yo estuviera segura en aquel momento en este mundo era de que no tenía ganas ningunas de fregar ― me senté en el suelo firmemente decidida a hacer algo de provecho y, allí, apoyada recuerdo contra la pared, me puse a fumar.
Nadie caiga en la tentación, sin embargo, de imaginar que las cosas fueron tan deprisa o que mi predisposición cambió de rumbo de manera espontánea y natural


Así termina éste, sin un punto final siquiera.

Y a continuación viene esto:

Que me pregunto en qué estaría yo pensando pensando que inspirarme en una página ya hecha iba a ser más fácil que hacer una página nueva.
Tonta de mí.
Etiqueta: Papeles
Categoría : Telas de araña

Literary: Other
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Un intento de índice
06/14/2023
Alicia Bermúdez Merino
https://valentina-lujan.es/Z/papelesbaul1.pdf cuando al cabo de mucho revolver sin rumbo me vino a los ojos A María Eulalia pensé esperanzado que había encontrado el principio, el hilo del que tirar. El formato, y la letra cursiva, me indujeron a suponer que se trataba de una dedicatoria, esa que algunos escritores ponen en sus libros, a mano derecha y en pequeñito, en la página siguiente a la del título; o quizás de una cita de otro autor, aunque en tal caso lo normal es que figure el nombre de dicho autor, y aquí no había ningún nombre. Así que, entre eso y que enseguida me di cuenta de que las primeras frases me sonaban o, es más, recordaba perfectamente haber leído entre el maremágnum de papeles unos párrafos exactos, idénticos palabra por palabra y punto por punto a los tres primeros del papel que tenía en la mano, entendí, o deduje, que se trataba no de dedicatoria o cita sino, tan sólo, de una nota en la que se informaba a la tal María Eulalia de que, como seguramente ella sabía de qué le estaba hablando, lo mejor para no aburrirse era que fuese directamente a una página 24 que quien redactase la nota en cuestión escribiría cuando regresara de abrir la puerta. Consideré, por tanto, que una forma inteligente de proceder sería, aunque no soy María Eulalia ni sabía ―como al parecer si sabía ella― de qué iba la cosa, buscar la página 24 y, una vez allí, empezar a organizarme. Pero no iba a ser fácil. No iba a ser fácil y así se lo advertí a mi jefa, o, bueno, mejor diré empleadora, cuando la llamé desalentado. –Ni fácil ni rápido ―le dije―, y quiero que usted lo sepa porque…. ‒ ¡Pero sí lo sé! ―atajó en tono casi festivo, (que noté que sonreía) ― Ni fácil ni rápido pero sí entretenido ―y, tras una breve pausa, (tuve la sensación de que fumaba, porque me pareció que echaba el humo)– ¿O no? –Sí, muy entretenido sí; el baúl está lleno, cientos o miles de papeles y muchos de ellos sin numerar. Por eso quiero que usted lo sepa porque no quiero que luego… –Ah, “luego” ―volvió a atajar―. Pero eso será cuando estén ordenados, y usted me termina de decir que le va a llevar un tiempo. ‒Pues, por eso mismo; que no quiero que luego usted me venga con quejas y reproches de que… –¡Pero si lo he visto hacer puzles! ―sin dejarme terminar, para, total, hacer una nueva pausa que me afianzó en la idea de que era fumadora, (que escuché el chasquido de un mechero), muy fumadora. Y cuando hubo echado el humo continuó–: ¿Qué me quiere contar? –Pues que sí; que usted ha podido verme haciendo puzles con el móvil, sí, en la cafetería. Pero yo soy un hombre de palabra, muy responsable, y no quiero que por eso de los puzles piense que… –¿Y qué pienso? ¿Qué puedo pensar sino que es usted la persona ideal? Y que me tranquilizase. Y que ahora tenía un poco de prisa y tenía que colgar. Pero a última hora de la tarde pasaría a hacerme una visita. Miré el reloj y eran poco más de las once; disponía de tres horas y pico para seguir hurgando antes de acudir a la cita que tenía para comer. No con ella, claro; con ella no tenía ninguna amistad, ni apenas un poquito de confianza, que la conocía tan solo de haberla visto en la cafetería de al otro lado de la calle, y siempre a la hora de desayunar. Así que seguí hurgando a ver si lograba sacar algo en claro; hurgando y fumando, igual que ella; mira, me dije, algo tenemos en común. Lo cierto, para decir toda la verdad, es que los papeles no estaban todos sueltos; había tres o cuatro pequeños manojos de folios sujetos con su pinza metálica en los que, en un trozo de papel pequeño y escrito a mano, se leía una frase que pudiera ser un título, o serlo al menos en el caso de este que tomo como ejemplo y que rezaba: Coordenada ni polar ni cartesiana 6 archivos Orden alfabético Y sí; el manojo ―de poco más de una treintena de folios― estaba dividido en seis grupitos que hojeé para no encontrar la razón por la que a aquel orden se le pudiese llamar alfabético, pero sí algunos detalles que me dieron indicio de que alguna relación había entre ellos. El primero — compuesto a su vez por 13 folios que en aquella primera ojeada no conté ni, por supuesto, leí — y el segundo — a cuyo texto y a pesar de haber podido leerlo de un solo vistazo tampoco presté atención — llevaban un cartabón en el ángulo superior izquierdo; y en el derecho, con un número 15 dentro y encerrado en un pequeño círculo, una ilustración pequeñita que, sobre el papel en blanco y negro, no pude distinguir qué podría ser. Pude ver sí, y usted también puede verlo — no se desespere, que podrá si tiene un poquito de paciencia, que ya me he preocupado yo de ponérselo a color — que tanto en uno como en... Etiqueta: Papeles Categoría: Telas de araña
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http://valentina-lujan.es/P/pqlapagqueuve.pdf
Porque la página que usted ve en la actualidad es una especie de puzzle que he procurado armar lo mejor que he podido a partir de los papeles que aparecieron en el lugar que debería estar ocupando el pequeño electrodoméstico con el que no pude calentar unos canelones de los que ― creo que en alguna otra parte lo he mencionado ― no quiero nunca más volver a hablar.
Y eso, fíjese, que no puedo quejarme porque ya le conté que cené bastante bien; y, en cuanto a ellos ― los canelones ―, y ya por zanjar el tema de los malditos canelones de una condenada vez, habida cuenta de que calentarlos no era posible, los freí a la mañana siguiente.
Sí; los freí.
Después de echar a perder la mañana sentada frente al ordenador los saqué de uno en uno con una cuchara de su bandejita original, los pasé por harina y los freí.
Y bueno; no resultaron mal. Quedaron como una especie de híbrido entre rollito primavera, empanadilla y croqueta que me comí, luego, a mediodía, sentada en la cocina bastante contrariada ― aunque, ya le digo, estaban ricos y me satisfizo el encontrar para ellos una solución tan sencilla, que le recomiendo porque… pues porque soy bastante chapucera, poco exigente, la verdad, y me conformo en determinadas cuestiones con cualquier cosa hecha de cualquier manera ― porque, decía, bastante, ya lo he dicho, contrariada porque, entonces, todavía, no sabía que terminaría por comprender que lo mejor era dejar las cosas como estaban y que no había nada, nada absolutamente más que hacer excepto, por no desperdiciar también la tarde cruzada de manos como una tonta y ante el hecho consumado de que por más intentos que hice ― antes de renunciar a simplemente tirarlos a la basura y ya está ― tecleando y volviendo a teclear el resultado fue siempre Internet Explorer no puede mostrar la página, tratar, simplemente, de olvidar.
Y olvidé. Un poco como que a regañadientes al principio, pelando una manzana, y con algo más de entusiasmo cuando ― una vez me hube tomado el café y puesto los guantes y vuelto a quitármelos porque estaba convencida de que si había algo de lo que yo estuviera segura en aquel momento en este mundo era de que no tenía ganas ningunas de fregar ― me senté en el suelo firmemente decidida a hacer algo de provecho y, allí, apoyada recuerdo contra la pared, me puse a fumar.
Nadie caiga en la tentación, sin embargo, de imaginar que las cosas fueron tan deprisa o que mi predisposición cambió de rumbo de manera espontánea y natural


Así termina éste, sin un punto final siquiera.

Y a continuación viene esto:

Que me pregunto en qué estaría yo pensando pensando que inspirarme en una página ya hecha iba a ser más fácil que hacer una página nueva.
Tonta de mí.
Etiqueta: Papeles
Categoría : Telas de araña
Work type Literary: Other
Tags papeles

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Identifier 2305304449615
Entry date May 30, 2023, 1:31 PM UTC
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Author. Holder Cristinita Manrique. Date May 30, 2023.

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