Todos los habitantes de Loslunesnomolan estaban de acuerdo: el lunes eran un día odioso. Los domingos por la tarde el país se cubría de un manto de tristeza que se colaba hasta en las rendijas más pequeñas. Los ciudadanos caminaban mirando al suelo y arrastrando los pies. Se encerraban temprano en sus casas. Parecía que quisieran atrapar así sus últimas horas de libertad antes de que llegara el temido día. Los lunes por la mañana las ciudades despertaban lentamente y nadie parecía tener l