Leo No voy a relatar toda la operación, pero sí que diré que tener aquel órgano entre mis manos fue algo que nunca antes había experimentado. No era mi primer trasplante, pero sí que sentí algo extraño, aunque no por sus características, que eran totalmente idénticas a las de un corazón real, sino al hecho de que alguna manera estaba abriendo una nueva etapa en la historia médica. Aunque de la manera que lo hicimos, dudo de que la gente se entesase algún día. Triunfase o fracasase, aquel era el
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Leo ¡No, no, no! Era demasiado pronto, tenía que esperar hasta encontrar un corazón viable. Esto no tenía que estar pasando en ese momento. —¡Sokol!, trae el botiquín de mi coche. —pidió Grigor. —Necesita oxígeno. —Me incliné hacia ella para empezar con la ventilación asistida. Insuflarle aire soplando en su boca no era lo mejor, pero era lo que tenía hasta que llegase la ambulancia. Después de tres insuflaciones, Jade me apartó para colocar un AMBU sobre sus vías respiratorias. —¿La ambulancia
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Leo —¿Estás seguro? —preguntó Jade con los ojos abiertos como platos. Yo no le veía tanta sorpresa. —Quiero ver dónde has aprendido eso que haces. —Hice un movimiento circular con el dedo, señalando sus piernas. La mejor forma de conocer a una persona es observándola, y me moría por ver lo que Jade hacía fuera del trabajo. Además, quería saber si podía aprender lo mismo que ella. Uno nunca sabe cuando le tocará enfrentarse a un delincuente armado. No, no seré imprudente, pero si la situación lo
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Jade ¡No podía creérmelo!, Leo se había quedado dormido. Esas pastillas debían ser realmente fuertes para haberlo tumbado en tan solo unos minutos. Estaba tan mono así, que daban ganas de besarlo. Nadie más estaba en la habitación, así que me pregunté ¿por qué no? Me incliné y con cuidado deposité un delicado beso sobre su frente. ¿Era tonta? Tenía sus labios mucho más cerca, ¿y le beso en la frente? Observé detenidamente su rostro relajado, del que no quedaba nada de esa mirada curiosa. Y su so
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Leo Pues tenían razón, aquellas dos raciones daban para alimentar a cuatro personas, aunque algo me decía que Grigor podría haber comido bastante más. Ahora entendía porqué estaba tan inmenso, que no gordo. La charla fue amena e instructiva. Resultó que la persona que había enseñado a Jade aquellas maniobras de defensa había sido él, Grigor, pues el gimnasio al que ella iba a entrenar era también suyo. Vamos, que el hermano de Jade y él lo tenían a medias. —Drake me alucina, no sé como le da el
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31 años después… No suelo tener mucho tiempo para contemplar el paisaje urbano a través de la ventana, pero precisamente ese día era diferente. Mi rutina había cambiado, dándome un tiempo extra que necesitaba usar para pensar, o mejor dicho, para vaciar mi cabeza de todo lo que la había saturado la noche anterior. Si de algo estaba seguro, es que dormir en el sofá podía haber sido malo para mi espalda, pero bueno para centrarme y aclarar mis ideas. —Bueno, pues creo que está casi todo. —Giré la
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El secreto Caminaba por el campus, con pocas ganas de ir al aeropuerto. Lo bueno de tener una familia podridamente rica, es que no tenía que pasar largas colas esperando a embarcar, y en un día como hoy eso estaba garantizado. Día de acción de gracias, para mí no era especialmente agradable celebrar ese día, y mucho menos con la familia. Para mí no era más que una farsa. Todos fingíamos ser perfectos para mantener al abuelo contento, porque ese viejo era el que tenía el dinero, y lo aferraba con
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Chandra Gracias a Sheila estaba mucho mejor de lo que podría esperarse, diría que en mejor estado de lo que estaban las otras mujeres sentadas a mi lado. Todas las que estábamos en aquella sala habíamos sido víctimas de César, y la última acababa de testificar ante el jurado manteniendo su anonimato para con el resto de la sala. Tenía que agradecerle eso a Andrey, había conseguido mantener nuestra identidad y aspecto en secreto, apoyado por las recomendaciones de varios psicólogos sobre el impac
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