Mote para una consternación
02/29/2024
2402297179380

About the work

https://valentina-lujan.es/trans/consternadantelap.pdf
de quedarse sin empleo en una época en la que, para colmo, andaba embarcada en una hipoteca porque estaba ya hasta la coronilla, dijo, de compartir piso con un par de cajeras de supermercado y un físico nuclear que se pasaban la vida riñendo a ver a quién tocaba hacer el baño y fregar los platos; y se había comprado un pequeño apartamento que “ahora, por culpa de todos ustedes , no sé qué voy a tener que hacer para pagarlo” se puso de pie tras pronunciar su dolorida alocución plagada de tintes nostálgicos recordando ella cómo, proveniente de una pequeña capital de provincias de clima más bien frío y bastante lluvioso pero muy bonita con su magnífica catedral gótica, había llegado muy joven a la capital como quien dice con lo puesto huyendo del hogar familiar y de un padrastro lascivo que…
Alzó en este punto la mano Sonia, impidiéndole con su gesto sereno terminar la exposición de unos hechos que intuía — y no es que se hubiese manifestado Sonia hasta el momento como persona intuitiva, o yo por lo menos no había reparado en ello; pero si ahora afloraba esta nueva faceta de su carácter entendí que sería prudente, para lo sucesivo, tenerla en cuenta — “pueden contener — dijo — detalles o pormenores escabrosos tal vez no muy aptos para ser escuchados por los niños” para, de inmediato y llevándosela a la cabeza, girarse hacia mí y en tono muy alterado increparme con que si es que no iba a ser posible hacer carrera de mí, y que si seguíamos en ese plan terminaríamos desquiciados y con los nervios hechos trizas, sin ser capaces de reconocernos siquiera no ya los padres a los hijos y estos a sus padres sino cada cual a sí mismo y a sus propias reacciones.
– ¿O le parece coherente que me ponga — me preguntó enfadada — remilgosa y oh, cielos, delante de los niños cuando venimos de decir, de decirlo yo personalmente no hace ni cinco minutos, que estos niños de ahora saben latín?
– ¿Cinco minutos, Sonia — objetó su marido —cuando lo de la mariposa fue a primera hora de la noche y ya está, mira por la ventana tú misma y podrás verlo, empezando a clarear?
Y que habían sucedido muchas cosas desde entonces y que se acordara, por ejemplo, cómo en Velázquez esquina con Jorge Juan tuvimos que cambiarnos de taxi porque un chiflado se saltó el semáforo y nos embistió…
– No era Jorge Juan sino Villanueva — ella, que además de intuitiva comenzaba a revelársenos como buena observadora —; lo recuerdo perfectamente porque el coche nos embistió por la derecha.
– Perdona, querida, pero no. Además… — se volvió Ramírez hacia mí —, ¿qué dice exactamente el manuscrito?
– ¿Qué manuscrito? — Sonia, en tono sarcástico muy parecido al que emplease la tarde de las judías diciendo par de adorables querubines justo antes de, pasando sin solución de continuidad a un tono...
...
Polaco él, empleado como tantos centroeuropeos venidos a España por aquella época de peón en una empresa constructora, con el que tras conocerse chateando por internet y tomar un par de copas había entablado una relación sentimental y, juntos, habían alquilado un pequeño apartamento… (etc.)

Hipó, sonándose la nariz con un kleenex y despreciando el pañuelito que con tan buena voluntad e ímprobo esfuerzo el chico había centrifugado en atención a un abuelo que, y bien patente había quedado, ni merecía tantas contemplaciones ni había necesitado quizás nunca la colaboración del pequeño ni para entender ni para expresarse...
Borradores para un baúl

Literary: Other
prosa
Shown in

Creativity declaration

100% human created

Declaration Date: Feb 29, 2024, 1:20 PM

Identification level: Low

Fictional content

Declaration Date: Feb 29, 2024, 1:20 PM

Identification level:
Low

Copyright registered declarations

El guardián de la ORA
Author
Consolidated inscription:
Attached documents:
0
Copyright infringement notifications:
0
Contact

Notify irregularities in this registration

Print work information
Work information

Title Mote para una consternación
https://valentina-lujan.es/trans/consternadantelap.pdf
de quedarse sin empleo en una época en la que, para colmo, andaba embarcada en una hipoteca porque estaba ya hasta la coronilla, dijo, de compartir piso con un par de cajeras de supermercado y un físico nuclear que se pasaban la vida riñendo a ver a quién tocaba hacer el baño y fregar los platos; y se había comprado un pequeño apartamento que “ahora, por culpa de todos ustedes , no sé qué voy a tener que hacer para pagarlo” se puso de pie tras pronunciar su dolorida alocución plagada de tintes nostálgicos recordando ella cómo, proveniente de una pequeña capital de provincias de clima más bien frío y bastante lluvioso pero muy bonita con su magnífica catedral gótica, había llegado muy joven a la capital como quien dice con lo puesto huyendo del hogar familiar y de un padrastro lascivo que…
Alzó en este punto la mano Sonia, impidiéndole con su gesto sereno terminar la exposición de unos hechos que intuía — y no es que se hubiese manifestado Sonia hasta el momento como persona intuitiva, o yo por lo menos no había reparado en ello; pero si ahora afloraba esta nueva faceta de su carácter entendí que sería prudente, para lo sucesivo, tenerla en cuenta — “pueden contener — dijo — detalles o pormenores escabrosos tal vez no muy aptos para ser escuchados por los niños” para, de inmediato y llevándosela a la cabeza, girarse hacia mí y en tono muy alterado increparme con que si es que no iba a ser posible hacer carrera de mí, y que si seguíamos en ese plan terminaríamos desquiciados y con los nervios hechos trizas, sin ser capaces de reconocernos siquiera no ya los padres a los hijos y estos a sus padres sino cada cual a sí mismo y a sus propias reacciones.
– ¿O le parece coherente que me ponga — me preguntó enfadada — remilgosa y oh, cielos, delante de los niños cuando venimos de decir, de decirlo yo personalmente no hace ni cinco minutos, que estos niños de ahora saben latín?
– ¿Cinco minutos, Sonia — objetó su marido —cuando lo de la mariposa fue a primera hora de la noche y ya está, mira por la ventana tú misma y podrás verlo, empezando a clarear?
Y que habían sucedido muchas cosas desde entonces y que se acordara, por ejemplo, cómo en Velázquez esquina con Jorge Juan tuvimos que cambiarnos de taxi porque un chiflado se saltó el semáforo y nos embistió…
– No era Jorge Juan sino Villanueva — ella, que además de intuitiva comenzaba a revelársenos como buena observadora —; lo recuerdo perfectamente porque el coche nos embistió por la derecha.
– Perdona, querida, pero no. Además… — se volvió Ramírez hacia mí —, ¿qué dice exactamente el manuscrito?
– ¿Qué manuscrito? — Sonia, en tono sarcástico muy parecido al que emplease la tarde de las judías diciendo par de adorables querubines justo antes de, pasando sin solución de continuidad a un tono...
...
Polaco él, empleado como tantos centroeuropeos venidos a España por aquella época de peón en una empresa constructora, con el que tras conocerse chateando por internet y tomar un par de copas había entablado una relación sentimental y, juntos, habían alquilado un pequeño apartamento… (etc.)

Hipó, sonándose la nariz con un kleenex y despreciando el pañuelito que con tan buena voluntad e ímprobo esfuerzo el chico había centrifugado en atención a un abuelo que, y bien patente había quedado, ni merecía tantas contemplaciones ni había necesitado quizás nunca la colaboración del pequeño ni para entender ni para expresarse...
Borradores para un baúl
Work type Literary: Other
Tags prosa

-------------------------

Registry info in Safe Creative

Identifier 2402297179380
Entry date Feb 29, 2024, 1:20 PM UTC
License All rights reserved

-------------------------

Copyright registered declarations

Author. Holder El guardián de la ORA. Date Feb 29, 2024.


Information available at https://www.safecreative.org/work/2402297179380-mote-para-una-consternacion
© 2024 Safe Creative