Prueba tu autoría con el certificado del proceso creativo

La tradición nos hace olvidar con frecuencia, que los viejos conceptos pueden y deben ser cuestionados.

La realidad digital planteaba serios retos a los registros de propiedad nacionales. Internet requería accesibilidad inmediata y validez más allá del ámbito local o nacional de cada registro. El lanzamiento de Safe Creative dio respuesta a estos retos, aportando tecnología como alternativa a los procedimientos administrativos de los registros locales.

Sin embargo, seguía basando la declaración de autoría sobre la obra terminada. ¿Por qué si la tecnología permite al autor asentar su declaración de autoría con trazabilidad temporal de todos los apuntes, esbozos, partes que desee aportar para apoyar su afirmación?. Los registros analógicos no van más allá de la obra terminada porque con sus procedimientos resulta inviable manejar apuntes facilitados durante todo el proceso creativo.

Safe Creative rompe esta limitación. Ya es posible reforzar la prueba de autoría con la aportación de ideas, apuntes, esbozos, partes intermedias de la obra, de manera que la función del registro de propiedad intelectual cambia radicalmente. Ya no es una herramienta para presuponer la autoría, sino para demostrarla.

El proceso creativo

El concepto de proceso creativo suele variar entre personas y tipo de creaciones. Nos referimos a todo aquello que se hace y que contribuye directa o indirectamente a la creación de una terminada. La obra terminada es aquella que por fin se puede enseñar, publicar, mostrar a terceros.

Durante este periodo, que va desde que se tiene la idea, hasta que finalmente tenemos la obra acabada, se genera abundante material. Si lo pensamos, no son sino fases o materiales que contribuyen a crear algo. Ese periodo ve nacer bocetos, borradores, versiones tempranas que tiene como objetivo cuestionar al propio creador si va por el camino correcto. Con frecuencia, versiones que se comparten o muestran en parte o en su totalidad a otras personas.

Imaginemos una canción, que primero tiene un tarareo y una letra básica. Va evolucionando, se comparte la idea con otras personas para ver si gusta o no. Con el tiempo nace una versión muy rudimentaria, tal vez tocada con un único instrumento, sin arreglos. Luego va evolucionando hasta que tras muchas versiones y vueltas, llega a una grabación profesional que se mostrará ya públicamente.

Se han generado multitud de ficheros, obras intermedias que forman parte de la historia de lo que podrá ser la obra acabada.

La prueba de autoría es más sólida si los esbozos previos al registro de la obra acabada son consistentes

En caso de conflicto relativo a derechos de autor, lo que se suele comparar tradicionalmente, son las obras terminadas. Cada parte tiene que demostrar que tenía en su poder la obra acabada antes que el otro. Quien ha registrado antes, tiene presunción de autoría. Pero no sería la primera vez que eso no es suficiente ni es garantía.

¿Qué ocurre en casos en los que alguien ha creado una obra muy parecida a la de otro y de forma genuina, incluso inconscientemente por haber tenido contacto temprano con alguna versión de la obra del otro?

Es cuestionable demostrar la autoría sólo con la obra terminada.

Los tribunales y arbitrajes tomarán como referencia más pruebas, como borradores, bosquejos, bocetos, fases de obra junto a las fechas, aproximadas, del nacimiento de éstas. 

El registro de la obra terminada junto con el de los esbozos y partes que permiten trazar su proceso creativo refuerza la presunción de titularidad hasta el extremo de demostrar de forma fidedigna quién creó una obra realmente.

Registro de Esbozos

En Safe Creative llevamos tiempo siendo testigos como tercero interpuesto, de la creación de obras inacabadas. Siempre nos había parecido importante que se pudieran registrar, por ejemplo, versiones parciales de libros según se van añadiendo capítulos. Si se piensa, esto tiene todo el sentido. Muchos escritores, por ejemplo, publican sus novelas por capítulos. Lo mismo pasa con la música, aunque a otro nivel y quizá menos con la fotografía. Pero es difícil saber qué cantidad de obras intermedias previas se crean antes de la primera candidata a ser mostrada o ser considerada terminada. 

Ahora es posible crear elementos probatorios de todo lo que el autor considere necesario y sea una fase previa a la obra final. Una idea de argumento, una primera versión que se descarta, unos textos sin corregir, un artículo incompleto. Todo suma y con el sellado de tiempo, el fichero aportado, y nuestros elementos redundantes vamos construyendo una serie de elementos probatorios que serán consistentes con el producto final. Esas fases registradas, borradores, bocetos, con sus sellados de tiempo, reforzarán de forma lógica, acumulativa y sencilla el registro final de la primera versión de la obra acabada. Ya no será tanto quien registre la obra primero quien vaya a necesariamente ganar en caso de conflicto. El tribunal o arbitraje tendrá más y mejores elementos para tomar una decisión informada.

¿Cómo funciona?

Las cuentas avanzadas de Safe Creative tienen una nueva pestaña llamada “Esbozos”. En ella mediante carpetas, se pueden ir añadiendo elementos de las distintas fases creativas de uno o varios proyectos de obra. Una vez registrada la obra, podemos vincular desde la pestaña «Proceso creativo», los esbozos que se fueron subiendo en su momento , sea uno a uno, una carpeta completa o varias carpetas.

Cada vez que se sube un esbozo, se sella, generan evidencias digitales de ese fichero momento, creando así una cadena de pruebas que complementan y refuerzan el registro final.

Además del certificado de registro de la obra, ahora el autor puede disponer del nuevo certificado del proceso creativo, y de la prueba que contiene todos los ficheros de esbozo aportados con los elementos tecnológicos que acreditan su integridad y fecha de registro.