La preservación de lo digital
Uno de los grandes desafíos a los que nos estamos enfrentando y nos enfrentaremos en las próximas décadas tiene que ver con la preservación de los contenidos creados digitales. Aunque a primera vista no lo parezca, preservar los contenidos digitales es muy complicado tornándose incluso casi imposible en todos los casos.
Existen dos cuestiones básicas que hay que analizar:
a) La obsolescencia de los formatos y formas de acceso a éstos
b) La enorme cantidad de contenidos que se generan
¿Un contenido digital puede ser obsoleto?
Sí y por muchas razones. La primera y más evidente es por los soportes en los que se graban. Hablamos de discos flexibles, rígidos, duros y finalmente la nube. La «nube» es un concepto que parece muy esotérico y podría solucionar muchos problemas, pero en realidad son servidores alojados en algún lugar físico con sus propios discos duros y desafíos a la hora de permanecer en el tiempo. No obstante está el problema de los formatos de ficheros, de aplicaciones que los abren o ejecutan, los sistemas operativos que ofrecen la posibilidad de verlos, interpretarlos. Con el tiempo lo que era novedad se convierte en viejo y finalmente en obsoleto. Además, con la velocidad a la que evoluciona la tecnología, esto puede ocurrir en pocos años cuando no incluso meses. Si unimos los dispositivos de lectura portátiles que se conectan a servicios con usa serie de reglas complejas, ante la obsolescencia de dichos aparatos no siempre es posible recuperar aquello a lo que se tenía acceso o se había creado.
También ocurre que nos olvidamos de dónde tenemos las cosas, claves de acceso y lo más importante, muchos proveedores de servicios en los que se generan y almacenan los contenidos pueden desaparecer sin dar opción a recuperar parte o todo lo allí creado. De ahí que sea necesario, para las buenas prácticas de cualquier empresa, estar preparado para una contingencia de este tipo que no sólo no es poco frecuente, sino que es segura. Difícilmente un negocio va a durar para siempre. Todas las empresas e instituciones tienen una fecha de caducidad, sólo que no sabemos cual es. Los contenidos, en cambio, deberían poder seguir existiendo.
¿Es posible almacenar para siempre todos los contenidos que se generan? Ese es el otro gran desafío. ¿Debemos guardarlo todo? Y si es así ¿es posible guardarlo todo?
Internet Archive (http://www.archive.org) sabe muy bien de qué estamos hablando. Este enorme proyecto de la Universidad de Berkeley se guardan tantos contenidos digitales como les es posible, principalmente dedicados al dominio público en su concepción más abierta (obras cuyos autores permiten expresamente sean compartidas).
Pero a cada segundo que pasa nuevos contenidos son generados y subidos a Internet. En un día tenemos miles o cientos de miles de nuevas obras. El volumen es enorme y almacenarlo y tenerlo siempre disponible consume ingentes cantidades de energía.
No todos los contenidos tienen la misma calidad, eso está claro, pero ¿quienes somos nosotros para juzgar ahora qué merece ser rescatado o no del seguro olvido futuro? Podríamos poner como simple ejemplo alguno de esos pintores que muriendo en la miseria no podían imaginar las fortunas que se iban a pagar por sus cuadros o la relevancia histórica de sus pinturas.
Incluso lo más insignificante pues, forma parte de lo que somos hoy en día y tiene su relativa importancia. Tal vez nunca podamos preservarlo todo, pero al menos tenemos que intentarlo para que las generaciones futuras puedan darse cuenta del contexto histórico que hizo hacer su futura época como lo será.
Conclusión:
Estamos muy lejos de poder guardarlo todo, pero no debemos subestimar la importancia de lo más trivial, pues puede ser esencial en el futuro para comprender la historia que queda por estudiar. Un simple tweet puede haber sido la chispa que cambiará el mundo. Todo encierra su valor y como desafíos futuros cuando la tecnología de almacenaje permita conservar todo de forma indefinida, será sin duda ser capaces de interpretar en el contexto adecuado toda esa información. Entre tanto debemos hacer cada uno la labor necesaria de archivo y preservación de los contenidos que generamos y guardamos.