El fugitivo
Llevaba varios días deambulando por los alrededores. Encontró una casa cueva abandonada escavada en la toba volcánica. Entró por un pequeño postigo en la parte superior de la puerta que cedió al primer golpe con el puño cerrado. Ahora tenía un sitio donde pasar la noche. El lugar era algo húmedo, pero lo cobijaría del frío de la cumbre.