Indalecio García era odiado por todos los que en algún momento habían sido sus amigos. No era de extrañar, pues también lo odiaba toda su familia. A veces se rumoreaba que, de pequeñito, la cuidadora de la guardería había soñado con ahogarlo en un barreño de agua, como se aquella época se hacía con los gatillos. Otros decían que don Severo, el profesor de primer curso, había cometido un gran error al contenerse y no lanzarle el borrador a la cabeza cuando le hizo burla en su primer día de colegi