Agustín mira a izquierda y derecha. No ve ningún zombi. Entonces avanza unos 10 metros hasta la siguiente intersección. Por el corredor de la izquierda aparece una zarpa. La zarpa agarra la cabeza de Agustín. Rugidos y estertores. Agustín yace en el suelo.
---
Todos los artículos de esta serie están registrados en Safe Creative Más en http://josemoya.blogspot.com
All rights reserved
|
Benito apoya su oído sobre la puerta cerrada. No se escucha nada. Apoya la mano sobre el pomo y, con cuidado para evitar hacer ruido, la abre ligeramente. Mira por la rendija. De repente, aparta la cabeza, cierra la puerta y apoya su peso sobre ella.
Suenan golpes contra la puerta. El pomo gira a pesar de la mano de Benito. Más golpes. Repentinamente, todo cesa. Benito mira su mano, con la palma despellejada; pero sigue sujetando la puerta. Un golpe la abre de par en par, catapultándolo contra
All rights reserved
|
Camilo está escondido en la despensa, encerrado entre latas de tomate y conservas de pescado, y ha erigido entre su cuerpo y la puerta una muralla de bricks de leche y botes de coca-cola.
A su espalda está la pared, desnuda y fría, y a izquierda y derecha las baldas cargadas de paquetes de arroz, cajas de galletas, tarros de mermelada, salsas, sardinas, mejillones y berberechos. Un jamón cuelga del techo ante su cabeza, y en sus manos sujeta una ristra de chorizos que devora con nerviosismo.
C
All rights reserved
|
Dolores está sentada en la mecedora del mirador observando los niños que juegan en el jardín, mientras sus manos mueven mecánicamente las agujas de la calceta. Los niños corren y gritan, se esconden y se buscan, pisan los macizos de flores sin darse cuenta. Son niños. Pero lo que es intolerable es que lancen piedrecillas contra los cristales, aunque sean tan pequeñas que no puedan romperlos. Son cristales antiguos, con sus burbujas de aire y sus pequeñas ondas, y no sería lo mismo repararlos con
All rights reserved
|
Eduardo se separó de Agustín diez metros atrás y ahora, al escuchar los gritos procedentes de aquella dirección, ha comenzado a correr con todas sus fuerzas. El pasillo es insospechadamente largo y se tuerce en una y otra dirección: izquierda, derecha, dos giros más a la izquierda, otro a la derecha, otros dos a la izquierda, otro a la derecha y nuevamente a la izquierda. Eduardo ha debido de recorrer unos cien metros dando quiebros a uno y otro lado y, de repente, se tropieza de frente con el c
All rights reserved
|
Filomena camina encorvada por el corredor. Su hermana le ha vuelto a decir que se retire al cuarto, donde debe permanecer todo el día. ¡Pero es tan oscura esa alcoba a la que sólo llega la luz a través de la puerta de vidrios! Filomena pasa despacio ante la puerta y no se atreve a entrar, pues ha sentido a alguien dentro. Así que prosigue por el pasillo, disimulando.
Poco después encuentra el cadáver horriblemente mutilado de un hombre. ¿Qué le habrá pasado? Aunque claramente muerto, el cuerpo
All rights reserved
|
Tumbada boca arriba, Gema probablemente observa el cielo azul y los aviones que revolotean piando junto a los aleros de la casa. También se encuentra en su campo visual el mirador, desde el que la abuela la vigila.
En cambio, le es más difícil ver a sus hermanos y primos, por más que correteen a su alrededor gritando y persiguiéndose.
Los niños, de repente, dejan de oírse. Contra el balcón se estrellan piedrecitas. La abuela deja un momento la costura.
—Guau, guau.
Una cara infantil mira a G
All rights reserved
|
Isidro sale de su coche, aparcado de cualquier manera en la entrada del caserón, y se dirige hacia la puerta. Sube los tres escaloncitos que la elevan sobre el suelo y busca el timbre, un botoncito discreto situado a su derecha, a la altura de los ojos —Isidro mide un metro y sesenta y ocho centímetros, así que la altura de los ojos vienen a ser unos 160 centímetros sobre el suelo—. Mientras espera a poder pasar, abraza la cartera con gesto impaciente. Por fin se abre la puerta. Isidro da unos p
All rights reserved
|