Ya hemos hablado de que los derechos de autor y el registro de marca tienen distinta naturaleza. Se trata de registros diferentes e independientes pero que, a su vez, son compatibles entre sí.
La finalidad del registro de marca es otorgar al titular el derecho exclusivo de usar un signo distintivo como un nombre, un logotipo o un símbolo, que permita identificar y diferenciar nuestros productos o servicios en el mercado.
El registro de marca otorga un derecho de uso exclusivo de la marca dentro de los productos o servicios para los cuales ha sido registrada. Motivo por el que es tan importante conocer los usos y su clasificación correcta, pues es lo que impedirá que otra empresa pueda utilizar la denominación de nuestra marca para los mismos fines. La protección legal que conlleva el registro de marca garantiza la protección frente a copias, imitaciones, o usos no autorizados de la marca por parte de terceros. Evita la competencia desleal y la confusión entre los consumidores.
Clasificación de Niza
La Clasificación de Niza es un sistema internacional que organiza los productos y servicios en distintas clases, facilitando el registro de marcas a nivel global. Se divide en 45 clases, de las cuales:
- De la clase 1 a la 34 se agrupan en productos.
- De la clase 35 a la 45 se agrupan en servicios.
Al dividir los productos y servicios en categorías, permite a las empresas registrar sus marcas de manera precisa. La primera agrupación se especifica en bienes, productos químicos, alimentos, ropa y tecnología, etc. La segunda agrupación está referida a los servicios como publicidad, servicios educativos o de entretenimiento, de producción musical o audiovisual, servicios financieros, tecnológicos, de diseño… En este caso, la finalidad es la protección de las marcas que identifican un servicio y no sólo bienes.
La finalidad de los usos en la Clasificación de Niza
¿Por qué hablamos de esta clasificación? ¿A qué se debe realmente y por qué debo saber sobre cómo se clasifican los usos de la Clasificación de Niza?
La finalidad de los usos es evitar las confusiones que pueden darse cuando varias marcas tienen denominaciones similares, pero comercializan productos o servicios diferentes. Por ejemplo, si mi marca se ha registrado en la clase 25, para productos de ropa, calzado y sombrerería, no tiene por qué entrar en conflicto con una marca similar que se haya registrado para un producto o servicio completamente diferente, como un software, que pertenece a la clase 9, o un servicio de asesoría financiera, de la clase 36.
Cuando se realiza un estudio de registrabilidad previo de la marca, se estudia si nuestra marca podría entrar en conflicto con otra ya registrada. Como vemos, si es similar a otra pero se ha registrado para productos o servicios diferentes, no entra en conflicto. Con la excepción de las marcas notorias o renombradas, como por ejemplo «NIKE». Sería distinto encontrarnos ante una marca que, además de denominarse de forma idéntica o parecida a otra, también concuerda en el registro de usos pretendidos. En ese caso tenemos todas las papeletas para que la Oficina de Propiedad Industrial que corresponda deniegue el registro de nuestra marca.
Posibles escenarios
Esto nos deja cuatro posibles opciones tras identificar nuestro uso dentro de la Clasificación de Niza:
- Que nuestra marca no sea similar ni idéntica a otra marca previamente registrada. En este caso, sea cual sea su clasificación de uso, será aceptada por la Oficina correspondiente en tanto cumpla con los requisitos establecidos para poder ser una marca registrada.
- Que nuestra marca sea similar o idéntica a otra marca previamente registrada, pero identifique productos o servicios diferentes. Lo más probable es que sea aceptada por la Oficina correspondiente, aunque ésta tendrá la decisión final.
- Que nuestra marca sea similar a otra marca previamente registrada, e identifique productos o servicios idénticos. En este caso, existe riesgo de denegación por parte de la Oficina correspondiente, aunque ésta tendrá la decisión final.
- Que nuestra marca sea idéntica a otra marca previamente registrada, e identifique productos o servicios idénticos. En este caso, la Oficina correspondiente denegará el registro.
Es por eso que es importante saber cuál es la finalidad y el uso de nuestra marca, porque de ello dependerá que sea viable su registro, el cual se necesita para que nuestra marca obtenga la debida protección legal.
Obligación de uso: una marca inactiva puede anularse
A diferencia de los derechos de autor, la protección del registro de marcas tiene ciertos requisitos. Además de ser necesario realizar el registro para obtener protección, la marca debe usarse en relación con los productos o servicios indicados, y debe renovarse cada cierto tiempo.
La obligación de uso de la marca implica que, una vez se ha realizado el registro correspondiente, el titular de la marca debe cumplir con el uso real y efectivo de la marca en el comercio, en relación con los productos para los cuales la ha registrado.
Esta obligación es crucial, pues la falta de uso conlleva que sea posible que un tercero interesado pueda solicitar la cancelación o anulación de la marca. Ésta podría perder su protección legal de forma que otros puedan registrarla o utilizarla. Además, el uso debe ser real y en relación con los productos y servicios registrados, pues debe realizarse en actividades comerciales reales y no de manera simbólica o simulada.
El plazo de uso en España y en la Unión Europea está establecido legalmente dentro de los 5 años siguientes a su registro efectivo. Si no, la marca se considerará que no está en uso.
Esta obligación de uso de la marca asegura que las marcas no estén inactivas en el mercado, se garantiza un uso real y efectivo y evita la ocupación innecesaria de nombres o signos que podrían ser útiles para otras empresas. Por eso es importante la clasificación correspondiente de los usos que elegimos a la hora de solicitar el registro de nuestra marca.
Conclusión
En definitiva, la clasificación de usos juega un papel fundamental en el registro de marcas, ya que organiza los productos y servicios en clases específicas para garantizar una protección clara y efectiva. Al dividir entre productos (1-34) y servicios (35-45), permite a las empresas registrar sus marcas de manera precisa, evitando conflictos innecesarios entre marcas similares que operan en sectores diferentes.
Conocer esta clasificación es vital para proteger legalmente nuestra marca y evitar que se deniegue el registro en la Oficina de Propiedad Industrial que corresponda en cada ámbito territorial. Así nos aseguramos de que nuestra marca tenga exclusividad en su ámbito de uso. Un correcto entendimiento y aplicación de la Clasificación de Niza es clave para lograr una protección legal sólida y duradera para nuestras marcas, sin olvidar que la obligación de uso asegura que su uso sea real y efectivo.
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