Transcripción
Una obra literaria protegida no se puede traducir, adaptar ni someter a cualquier cambio sin el permiso expreso de su autor; o de quien posea los derechos patrimoniales.
Por ejemplo, el editor quien así lo hiciera estaría infringiendo el derecho de transformación. Se trata de uno de los derechos patrimoniales básicos de la ley de propiedad intelectual.
No obstante, como en tantas otras ocasiones en materia de derechos de autor, hay excepciones.
La legislación internacional que fija el Convenio de Berna permite utilizar libremente una obra protegida sin solicitar autorización ni pagar remuneración alguna, siempre que su uso tenga como objetivo uno de estos cuatro supuestos:
- Realizar una copia para un uso privado.
- Aportar información necesaria para un trabajo sobre temas de actualidad.
- Realizar citas bibliográficas.
- Utilizar esa traducción como material de enseñanza en lecciones fuera de estos cuatro supuestos.
Cualquier otro tipo de traducción de una obra literaria requiere de autorización expresa.
Del mismo modo, es obligatorio que se pida la autorización al traductor para una cesión a terceros, salvo que en el contrato firmado entre el traductor y el editor se specific justo lo contrario.