Si estás pensando en registrar una marca, pero es la primera vez que vas a realizar este proceso, estás en el sitio adecuado. Hay un aspecto clave que debes conocer para evitar que denieguen un registro y para protegerla de forma adecuada. Por eso, vamos a explicar para qué sirve la Clasificación de Niza a la hora de registrar una marca.
Como sabes, la finalidad de registrar una marca es obtener el derecho exclusivo de usar el nombre, logotipo o símbolo que la diferencia de otras. Pero esta exclusividad sólo afecta a los usos específicos que se definan al realizar el registro. Y aquí es donde entra en juego la Clasificación de Niza, un sistema internacional que organiza todos los productos y servicios existentes en 45 clases.
Desde la clase 1 hasta la clase 34 se agrupan los productos, como ropa, tecnología o alimentos, mientras que desde la clase 35 hasta la clase 45 se incluyen los servicios, como la publicidad, servicios educativos y de entretenimiento o de diseño.
Por tanto, tener clara la finalidad de la marca y el uso que se la va a dar es tan importante como conocer bien esta clasificación. Así, podrás identificar con precisión las clases en las que has de registrar la enseña para evitar confusiones con otras que tienen denominaciones similares, pero venden productos o servicios distintos.
Por ejemplo, si registras tu marca en la clase 25, que está destinada a ropa, calzado y sombrerería, no entrará en conflicto con una marca similar registrada en la clase 9 relativa a productos de software. No obstante, se pueden dar excepciones si colisiona con una marca de renombre, como Nike, por citar un caso.
Por el contrario, si pretendes registrar una marca con el mismo nombre y para los mismos usos que otra ya existente, lo más probable es que la Oficina de Propiedad Industrial lo deniegue. Además, el titular de esa marca preexistente, aunque no sea idéntica pero sí similar, puede presentar oposición. Esta es una práctica muy habitual y un posible motivo para que pierdas tu marca.
Otro factor a considerar es que, una vez aprobado el registro de la marca, contraes la obligación de utilizarla en actividades comerciales reales durante los cinco años posteriores a la fecha de inscripción. Si no fuera así, podrías perder los derechos adquiridos, puesto que se considerará que la marca no está en uso.