Más de 500 personalidades del mundo editorial han firmado una carta en defensa del Programa Sur destinado a traducir la literatura argentina. El área de Asuntos Culturales de Cancillería Argentina (Dicul) ha reducido su presupuesto desde los 320.000 dólares del año pasado a los 30.000 actuales, lo que significa que sólo se podrán traducir alrededor de diez libros. Una decisión que reducirá la publicación de autores argentinos en otros países, así como los ingresos por derechos de autor que generaría.
Los escritores Jorge Fondebrider y Carlos Gamerro han entregado a la canciller Diana Mondino una carta avalada por escritores, traductores, editores, agentes y críticos literarios de diferentes países solicitando la «plena vigencia» del Programa Sur de apoyo a las traducciones (Prosur), cuyo presupuesto se ha reducido en 290.000 dólares, un 90%. Se trata de un proyecto que financia, a través de ayudas a las editoriales, la traducción de obras de escritores argentinos para que se puedan publicar en el extranjero. Hasta ahora, el importe de la ayuda ascendía a 3.200 dólares como máximo por título.
Reclaman mantener el presupuesto del Programa Sur
En la carta, escritores reconocidos como Martín Caparrós, Claudia Piñeiro, Daniel Guebel o Selva Almada, reclaman que no se reduzca el presupuesto y que se ejecute a la mayor brevedad. «El Prosur ha acompañado a autores y editores locales a internacionalizar la literatura argentina, ha permitido que escritores de nuestro país compitan en los premios internacionales más prestigiosos y que, ya dados a conocer, siguieran publicando en el exterior obras de su autoría, sin necesitar apoyo. Todo ello, sumado a los ingresos percibidos por derechos de autor de las obras traducidas, implica un retorno positivo a la inversión que el Estado hace en el marco del programa».
Un modelo para otros países de Latinoamérica
Creado en 2009, el Proyecto Sur ha impulsado la literatura argentina fuera de sus fronteras a lo largo de los últimos 15 años. Su eficacia ha servido como modelo para los países vecinos, como es el caso de Colombia que, en 2019, lo tomó como referencia. Según los datos que maneja Dicul, desde 2010 se han traducido y publicado 1.687 títulos de 613 autores argentinos, en 52 lenguas correspondientes a 62 países. Esto equivale a 120 títulos anuales y un total de 2,5 millones de ejemplares que circulan por Italia, Reino Unido, Francia, Alemania, Bulgaria, China y Japón.
Por ejemplo, el catálogo de libros traducidos el año pasado incluyó clásicos de la literatura argentina como Los siete locos, de Roberto Arlt; Los galgos, los galgos, de Sara Gallardo; Zama, de Antonio Di Benedetto; o Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes. Pero también libros de autores contemporáneos como Los peligros de fumar en la cama, de Mariana Enriquez; Lumbre, de Hernán Ronsino; Una ofrenda musical, de Luis Sagasti; y Las malas, de Camila Sosa Villada.
La modesta inversión ha dado buenos resultados
El numeroso grupo de personalidades que ha rubricado la carta recuerda a las autoridades que «la módica inversión llevada a cabo hasta el momento, ha permitido que nuestros autores y sus creaciones fueran objeto de atención mundial, ya sea bajo la forma de películas, piezas teatrales, premios y distinciones de todo tipo, afianzando la imagen de Argentina como país de sólida cultura».
La desaparición del Prosur destruye quince años de trabajo
El documento hace hincapié en que el actual monto asignado reduce el número de ayudas a diez por año. Y, puesto que aún no se ha ejecutado, se puede afirmar que de hecho está cancelado, aunque sea de forma temporal. Finaliza el texto indicando que, ante situación, los editores extranjeros pierden interés y buscan autores en otros países, por lo que lamentan que «lo construido en 15 años pueda destruirse en un par de meses, y no pueda reconstruirse, aun si existiera la voluntad para ello, con la misma facilidad».
También la Unión de Escritoras y Escritores (UEE), en el mes de marzo, advirtió en un comunicado del riesgo de desaparición del programa al no contar con un presupuesto aprobado. A estas alturas, «su inversión se encuentra en proceso de revisión», denunciaron.
Fuentes: La Nación, Tiempo Argentino