En pocas palabras, sí: las partituras musicales originales son obras protegidas por la propiedad intelectual. Generan derechos de autor por el mero hecho de su creación. Pero antes de mostrar tus composiciones al mercado, es muy aconsejable registrar la obra, para generar una prueba de la autoría que te permita disfrutar de los derechos afines y defenderla frente a posibles plagios.
Según el registro de la propiedad intelectual, las partituras registrables son las siguientes:
- Las sinfonías, conciertos, sonatas y todas sus variaciones.
- Composiciones musicales, con o sin letra, incluyendo canciones, himnos, teatro musical, óperas, música para películas…
- Creaciones dedicadas a jingles y otras sintonías publicitarias.
- Arreglos musicales.
Pero ¿qué ocurre si no eres el autor y tienes los derechos legítimos de producto o de edición? Muy sencillo: al realizar la inscripción en los registros como el de Safe Creative, no olvides indicar que eres el titular de los derechos especificando tu relación con la obra.
Con este objetivo, puedes añadir otras informaciones complementarias como el ámbito territorial de los derechos de que eres titular, o el porcentaje de los derechos generados que te corresponde.
