La IA ha venido a revolucionar todas las materias que conocemos, no va a quedar lugar alguno donde la acción humana no se pueda ver alterada por la aparición de esta tecnología. El arte como la máxima expresión de la creatividad humana ya está explorando esta interrelación entre cerebros que proponen y algoritmos que mejoran, o algoritmos que idealizan y cerebros que ejecutan. Arte visual, sonoro, plástico, digital. Arte al fin y al cabo.
Máquinas que crean arte.
¿Pueden las máquinas crear arte?
Seguramente. Pero éste no es el lugar para discutir qué es el arte, ni yo soy la persona adecuada para ello. Mi desconocimiento es enorme. Para juzgar lo que puede ser arte o no ya están los expertos, artistas, coleccionistas, jurados, salas de exposiciones, etc. Aquí toma más relevancia la cuestión sobre la propiedad intelectual ¿Puede ser considerado autor de una obra de arte un algoritmo, una IA o una red neuronal artificial? Al fin y al cabo intentan replicar la creación humana, se les ha entrenado para que respondan a peticiones ya sea en forma de texto, imagen, vídeo o sonido, y no sólo mediante enlaces a las fuentes, sino con una supuesta coherencia.
Actualmente, esta cuestión está siendo ampliamente analizada y discutida y tiende a responderse negativamente. Es decir: una IA, una red neuronal, o un algoritmo no puede considerarse autor de forma estricta. No si nos centramos en la definición establecida por la normativa de propiedad intelectual. Ser autor o autora es una característica de los humanos:
Autor/a se considera a la persona natural que crea alguna obra literaria, artística o científica.
Las máquinas pueden crear arte, pero no serán nunca autores con lo que conlleva en cuanto a la protección y titularidad de los derechos que otorga la normativa. Cual elefante que con un pincel pinta en un lienzo, ese lienzo seguramente será un cuadro que se encuentre en un salón de alguien, pero por ello ¿es una obra de arte? De nuevo no vamos a responder a esto, pero sí se puede decir que no tendrá la protección que ofrece la propiedad intelectual.
Obras co-creadas por artistas e IA
Habrá a quien todo esto no importe, puesto que el arte en algunas de sus facetas es efímero, anárquico, contestatario… un medio para protestar, para hacernos pensar y, en definitiva, para llamar la atención de la sociedad. Habrá artistas que generen obras con IA, que creen arte disruptivo sin reparar en derechos ni consecuencias. Para estos artistas la creatividad no se verá constreñida por la posible falta de protección o derechos en sus creaciones.
Sin embargo, para otro conjunto de artistas, esta falta de protección puede generar desconfianza y desaliento ante una capacidad creativa con herramientas que potencian a la máxima expresión dicha capacidad. Estos artistas pueden encontrarse con una limitación en la explotación de sus obras. En estos casos tampoco hay que caer en el pesimismo. Una de las características de la propiedad intelectual es la originalidad de las obras. Podemos interactuar con la tecnología, co-crear obras en esa simbiosis entre cerebros y algoritmos y generar arte con tanta originalidad que no pasará desapercibida por la normativa y será objeto de protección.
Si el algoritmo es nuestra herramienta de creación, cuanta más originalidad le hayamos dado y más hayamos podido interactuar, más seremos nosotros autores con toda la protección establecida. Por otro lado, mientras dejemos que estas herramientas sean las que generen el arte sin nuestra intervención, menos protección tendremos, o directamente carecerán (o careceremos de ella). Ese arte no será más que una réplica (mejor o peor) sin originalidad de una obra anterior existente. Serán plagios, más o menos elaborados, de las obras de las que se hayan nutrido.
El arte lo creamos los humanos, los animales y ahora también las máquinas. ¿Qué arte va a ser protegido? El que sea realmente original y con una acción humana determinante en la creación.