La periodista Reyes Salvador acaba de publicar su primera novela, Dinero caído del cielo (Pregunta Ediciones). En él, encontramos un viaje al Pirineo aragonés y a la Barcelona de posguerra, entre sucesos reales, como el misterioso accidente del avión francés LeO 451 o la travesía de las madres de Peraltilla para ver a sus hijos en el frente, y personajes auténticos que parecen ficticios. Una primera novela reúne emoción, ternura, sensibilidad, recuerdos y pasiones para reivindicar a una generación de la que todavía no se ha escrito todo.
El libro
Mi proceso creativo en concreto en este libro… salió aquello que de la trama, la vida, te sale al encuentro. Leyendo un libro de Josep Maria Espinàs, A peu per Aragó, encontré que había una anotación sobre una pequeña anécdota de la Guerra Civil que decía que unas madres de cerca de Barbastro y Huesca, que habían ido a un pueblo, el de mi padre, donde estaban atrincheradas las tropas republicanas. El segundo hecho que marcó la investigación y la novela fue el siniestro de un bombardero francés cerca de Panticosa en 1940. Por la zona, corrían las leyendas de que había personas que, tras el accidente, se habían enriquecido y que había muchísimo dinero en juego. Leyendas que ves que no puedes sacar agua clara. Entonces empecé a investigar.
Es una historia de la que todo el mundo habla en el Alto Aragón de Huesca, pero bueno. Empecé a escribir contando las dos historias. La de las madres y ésta, dos historias que me parecían atrayentes. A partir de ahí también he investigado cosas que pasaron en mi familia durante la guerra, como las colonias anarquistas o la vida de una tía mía casada con un judío brigadista en plan Por quién doblan las campanas. Pero en definitiva me interesaba el tema principal: el dinero que supuestamente cayó del cielo, aunque la realidad ha superado a la ficción.
Con la novela quería divertirme escribiéndola, pero también rendir un homenaje a muchas personas, a los protagonistas de las historias que me han contado. Yo quería poner de relieve los nombres de estas personas y su historia, porque me parecen fascinantes. Siempre se dice que estamos hartos de la Guerra Civil, pero venimos de allí. En todas las familias hay un abuelo que estuvo en uno u otro bando. Tenemos una deuda con ellos y nosotros somos los últimos que podemos recopilar toda esta información.
La Guerra Civil
Aunque se puede etiquetar como novela de la Guerra Civil, del conflicto no hablo nada. De hecho, es una mera anécdota y la acción se sitúa en 19140, en plena Segunda Guerra Mundial, explicando cómo se vivió esa riqueza que cayó del cielo.
Derechos de autor e inteligencia artificial
Antes de la inteligencia artificial en la industria literaria ha habido otros problemas. Alguien, no sé quien, dijo que en el momento en que se miran más los Excels que los Words, se ha terminado la literatura. Y es verdad. Por eso, por mucho que se empeñe, la inteligencia artificial nunca podrán transmitir sentimientos y emociones.
Por otro lado, la gente tiene que ser consciente de que una cosa que cuesta mucho trabajo hacer es tuya y eso se paga. Pero la gente no tiene mucho respeto y por eso estamos en la cultura de lo gratis. Sin embargo, la cultura se tiene que pagar. Los autores viven de ello. Aunque luego haya quien tenga un hobby, como la jardinería, y quieran escribir un libro y repartirlo entre sus familiares y amigos… eso es fantástico, pero al final estamos hablando de cultura, no estamos hablando de otra cosa.
