El caso Gifford contra Sheil es la primera disputa legal entre influencers que llega a un tribunal en Estados Unidos. Dos jóvenes creadoras de contenido enfrentan una batalla judicial por plagio de estilo que podría afectar al modo en que se aplica la protección de derechos de autor en la industria creativa. Algunos expertos han manifestado sus dudas respecto a que el estilo personal se pueda proteger como propiedad intelectual ateniéndose a la Ley de Derechos de Autor de la Era Digital (DMCA).
En abril de este año llegó al Tribunal de Distrito Oeste de Texas un caso en torno a un posible plagio de imagen personal entre influencers en las redes sociales. Sydney Gifford presentó una denuncia contra Alyssa Sheil en la que alegaba que había copiado su estilo minimalista con un toque sofisticado, conocido en las redes sociales como clean girl.
Gifford registró sus vídeos en la Oficina de Derechos de Autor estadounidense
Según recoge PetaPixel, en la demanda figura que «al menos 30 publicaciones de fotos en las plataformas de Sheil presentaban estilo, tono, ángulo de cámara y/o texto idénticos a sus imágenes», así como «vídeos casi idénticos» a los suyos. Entre las pruebas presentadas, incluyó una serie de grabaciones que, cuando sospechó que Sheil la estaba copiando, registró en la Oficina de Derechos de Autor estadounidense. Así, alega que se ha producido una infracción por derechos de autor según la DMCA, ley que protege a los propietarios de estos derechos contra los robos online.
Reclama hasta 150.000 dólares por daños y pérdida de ingresos
En el escrito judicial solicita una indemnización de entre 30.000 y 150.000 dólares por la «angustia mental» y la pérdida de ingresos que le ha causado este episodio. Gifford, igual que Sheil, obtiene sus ingresos como creadora de contenido de las comisiones por ventas que recibe de Amazon. Las influercers colaboran con el gigante del comercio electrónico recomendando la compra de productos de la plataforma que se ajustan a su estilo personal. Además, reclama una orden judicial que obligue a su colega a retirar los vídeos supuestamente replicados.
Sheil presentó en una moción de desestimación en agosto
Como respuesta, en agosto, los abogados de Sheil «presentaron una moción para desestimar la mayoría de los cargos presentados», informa The New York Times (NYT). Plantearon, entre otras cuestiones, que la reclamación de Gifford no se puede acoger a la DMCA, puesto que «sólo se aplica cuando se altera o reproduce una obra idéntica sin la información adecuada sobre los derechos de autor» y en la demanda de Gifford se habla de «imágenes similares», señala el periódico.
El tribunal ha aceptado a trámite la demanda
La resolución del juez instructor ha llegado en noviembre, que considera «suficientes las reclamaciones por semejanza e infracción indirecta de derechos de autor», por lo que el caso ha pasado manos del «juez Robert Pitman para su resolución final», informa Bloomberg Law.
Los expertos en derechos de autor siguen el caso con expectación
Desde los inicios, el caso ha despertado el interés de los expertos en derechos de autor. En The Verge, Blake Reid, profesor de la Universidad de Colorado, asegura que lo más difícil «es demostrar que en las fotos y vídeos hay algo que se puede proteger por derechos de autor, que hay creatividad que fue copiada».
Por su parte, la abogada de un bufete de Los Ángeles, Rose Leda Ehler, ha declarado a NYT que, «aunque el registro de los derechos de autor permite la reclamación por infracción, no garantiza la propiedad de un estilo o incluso la semejanza». De aquí que considere probable que las partes «resolverán el asunto antes de que llegue a juicio».
A este mismo diario, la profesora de la Universidad de Nueva York Jeanne Fromer, le ha manifestado que «dependiendo de lo que resulte de la demanda, podría sentar un precedente importante para otros influencers y su forma de presentarse en internet».
Fuentes: PetaPixel, The New York Times, Bloomberg Law, The Verge