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Contratos de derechos de autor: protege tu colaboración

Cuando trabajas con diseñadores, ilustradores o cualquier freelancer creativo, es fácil enfocarse en el resultado final y olvidarse de un punto clave: ¿de quién son los derechos de autor?. Muchas veces, los malentendidos surgen porque no se establecen los términos por escrito, lo que puede derivar en conflictos legales o en la imposibilidad de usar el material como pensabas. 

Si quieres evitar sorpresas desagradables, lo ideal es que dejes todo bien escrito. El truco principal es pensar en lo peor que pueda pasar, y escribir cómo te gustaría que cada una las partes actúen en ese momento. 

¿Por qué necesitas un contrato de derechos de autor? 

Porque no tienes los derechos de autor, ni los tendrás solamente por haberle pagado a alguien. Cuando hablamos de derechos de autor, es importante entender que no son un único bloque, sino que se dividen en derechos morales y derechos patrimoniales. Cada uno tiene implicaciones distintas en la relación entre el creador y quien contrata el servicio. 

1. Derechos morales: el vínculo irrompible con el autor 

Los derechos morales protegen la conexión personal entre el creador y su obra. Son intransferibles, irrenunciables y siempre pertenecerán al autor, sin importar si vende su trabajo o cede sus derechos patrimoniales. 

Entre los más importantes se encuentran: 

  • Derecho de paternidad. El autor tiene derecho a ser reconocido como creador de la obra. 
  • Derecho de integridad. Protege la obra de modificaciones o alteraciones que puedan perjudicar su esencia. 
  • Derecho de divulgación. El autor decide cuándo y cómo se hace pública la obra. 
  • Derecho de retirada. En algunos países, el creador puede decidir retirar su obra del mercado por razones personales o artísticas. 

Aunque los derechos morales no pueden venderse, en un contrato, se puede establecer si el autor permite o no que su obra sea modificada o si requiere ser mencionado en cada uso. 

2. Derechos patrimoniales: quién puede explotar la obra 

Los derechos patrimoniales, en cambio, sí pueden ser cedidos o licenciados mediante contrato. Son los que permiten explotar económicamente la obra, definir cómo se usa y por cuánto tiempo. Algunos ejemplos de derechos patrimoniales son: 

  • Derecho de reproducción. Permite copiar o distribuir la obra en distintos formatos. 
  • Derecho de transformación. Autoriza o prohíbe la modificación de la obra (por ejemplo, adaptar un diseño para distintos productos). 
  • Derecho de distribución. Controla la comercialización y venta de la obra. 
  • Derecho de comunicación pública. Regula la exhibición de la obra en plataformas, eventos o medios masivos. 

Aquí es donde entra en juego el contrato de derechos de autor. Si quieres asegurarte de que puedes usar una obra libremente, necesitas establecer si el diseñador te cede todos los derechos patrimoniales o si solo te concede una licencia limitada. Sin un contrato claro, te puedes encontrar con situaciones como: 

  • No poder modificar ni reutilizar el diseño sin permiso. 
  • No tener derecho a usarlo en todos los formatos que necesitas. 
  • Descubrir que el diseñador sigue usando o revendiendo el trabajo a otros clientes. 

Para evitar esto, necesitas definir en un contrato qué derechos estás adquiriendo y bajo qué condiciones. 

Claves que debe incluir tu contrato 

1. Identificación adecuada de las partes 

¿Te extraña este punto? En todos los años que llevo ejerciendo, no hay semana que no me encuentre un contrato con este problema. Se identifican mal a las personas que firmarán el contrato, o alguna de ellas habla identificándose como una marca, sin embargo, no se menciona a una persona detrás de ella, y la marca ni siquiera está registrada. Por ello, asegúrate de que: 

  • Si es una empresa, se identifique la empresa y también la persona autorizada para firmar por la empresa. 
  • Tenga una identificación oficial de todos, tanto empresa como seres humanos (pasaporte, número fiscal, DNI, cédula de identidad, lo que corresponda según el país en el que se encuentren). 
  • Esté la dirección de todos los intervinientes, tanto física como correo electrónico y teléfono. 

2. Definición del trabajo y entregables

Especifica con claridad qué va a crear el freelancer: ¿un logo? ¿una ilustración? ¿una tipografía? Define también los formatos en los que se entregará el trabajo. También es importante que se detallen las obligaciones o tareas que harás.

Generalmente, se escriben solamente las del diseñador, pero la verdad es que sin las actividades de uno, el otro no podrá trabajar. Dentro de los entregables, si se decide que habrá una cantidad determinada de bocetos, deberán acordar los derechos también de estos bocetos. 

    3. Cesión o licencia de derechos de autor 
    Aquí decides si el freelancer te transfiere todos los derechos (cesión total) o si solo te otorga una licencia para usar la obra bajo ciertas condiciones. 

      • Cesión de derechos. Te conviertes en el propietario total de la obra y puedes usarla sin restricciones. 
      • Licencia. El diseñador sigue siendo el dueño, pero te permite usar la obra en determinados casos. Es importante definir si la licencia es exclusiva o no exclusiva, por tiempo limitado o indefinido, y si incluye uso comercial. 

      4. Ámbito de uso 
      ¿Dónde y cómo se podrá usar la obra? Define si el uso será solo en un país o a nivel global, si será digital o impreso, y en qué medios podrá aparecer (redes sociales, packaging, apps, etc.). 

        5. Modificaciones y adaptaciones 
        Si en el futuro quieres hacer cambios, ¿necesitarás permiso del creador? La solución para por especificar en el contrato si puedes modificar la obra y en qué medida. 

          6. Créditos y atribución 
          Algunos diseñadores exigen que se les dé crédito como autores de la obra. Asegúrate de dejar esto claro: ¿debes mencionarlo o no?.

            7. Exclusividad y reutilización 
            Un punto clave: ¿el freelancer puede vender el mismo diseño a otro cliente o modificarlo para otros usos? Si necesitas exclusividad, esto debe constar en el contrato. 

              8. Pago y condiciones 
              Establece cuánto y cómo se pagará el trabajo, y si el pago cubre solo la creación o también la cesión de derechos. 

                9. Resolución de conflictos 
                Es recomendable incluir una cláusula sobre qué hacer en caso de disputas (mediación, arbitraje, tribunales aplicables, etc.). 

                  Cómo hacerlo en Safe Creative 

                  Tienes una sección dentro de Safe Creative que te ayudará a tener un contrato con una licencia clara. Puedes encontrar este asistente en el apartado Servicios/Asistente para contratos, y aquí ya encontrarás contratos tipo o un generador. Recuerda también: antes de entregar tu obra, hay que registrarla. 

                  Todo listo 

                  Un contrato bien estructurado no solo evita problemas, sino que te da la tranquilidad de usar la obra sin preocupaciones legales. Si aún no tienes uno, ¡es momento de hacerlo! Y recuerda, si tienes dudas, consulta con un experto en propiedad intelectual. ¿Listo para proteger tus creaciones y colaboraciones?

                  🪧 Aviso: los artículos de Opinión reflejan las perspectivas de sus autores. SafeCreative no se identifica necesariamente con los puntos de vista expresados en ellos.
                  Caribay Camacho
                  Caribay Camacho
                  Consultora digital y abogada. Ayudo a las empresas digitales a cumplir las leyes de comercio electrónico sin quebraderos de cabeza.

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