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Cinco consejos para negociar un contrato con productoras y tener éxito 

Si eres un autor que trabaja en el mundo audiovisual, tarde o temprano tendrás que negociar un contrato con una productora. Los contratos son una pieza central en la industria creativa, ya que, por un lado, determinan cómo se utilizarán y distribuirán las obras audiovisuales, y por otro, son el instrumento que ayudará al autor a recibir la compensación adecuada por su trabajo. A continuación, tienes cinco consejos para negociar con éxito el contrato de tu próxima obra. 

1. Conoce tus derechos antes de negociar 

El conocimiento es poder. Así que, antes de entrar a negociar, tienes que saber cuáles son tus puntos fuertes. Como creador tu mayor fortaleza está en tus derechos. Como autor, por el mero hecho de crear una obra obtienes todos los derechos sobre la misma, es decir, obtienes los derechos morales y los derechos patrimoniales. Los derechos morales tienen su principal reflejo en los créditos, donde debes asegurarte de que apareces de la forma en la que quieres y cómo quieres. Los derechos patrimoniales serán los que negocies con la productora para comercializar la obra y, en general, lo englobarán en cuatro bloques: 

  1. Derecho de reproducción,  
  2. distribución,  
  3. comunicación al público, con su variante de puesta a disposición y  
  4. transformación 

Estos derechos son independientes entre sí. Cuando se adapte el guión a una obra audiovisual (película, serie, documental y un largo etc.) la nueva obra audiovisual tendrá sus propios derechos. Eso explica la longitud de las cláusulas, ya que tienen que explicar cómo, cuándo y dónde pueden explotar la obra audiovisual y qué permisos tiene la productora, que podrá ceder estos derechos adquiridos a otras productoras o a distribuidoras (exclusivamente los que posea, tal y como veremos más adelante). 

2. Planifica tu relación con la productora 

Para entrar con seguridad a una negociación debes sentarte un momento a pensar qué tipo de relación quieres para el proyecto en cuestión. La recomendación es que te centres en tres puntos principales: 

  • racionalizar el trabajo (¡no vas a poder estar escribiendo para siempre para un proyecto!),  
  • asegurarte una remuneración adecuada y  
  • cerciorarte de que la productora hace todo lo posible para conseguir la financiación. 

Para ir un poco más allá de estos tres puntos centrales, puedes ahondar un poco más: ¿querrás formar parte del equipo de guion? ¿Querrás ser director o prefieres una codirección? ¿Podrías capitalizar parte de tus honorarios a cambio de constar como coproductor? Una vez sepas cuál es tu escenario ideal, puedes proponerlo a la productora, comentarle tus expectativas y trabajar juntos para llegar a un equilibrio que satisfaga a ambas partes. 

3. Pregunta y haz contraofertas antes de firmar el contrato 

Antes que nada, una aclaración vital: no tienes que firmar nada con lo que no estés de acuerdo. Los contratos son documentos vinculantes y, si firmas el contrato sin entender o sin estar de acuerdo, podrías tener problemas. Es por ello que debes preguntar todo lo que no te quede claro. También puedes pedir que aclaren puntos conflictivos o que no te terminan de gustar y, lo mejor de todo, puedes hacer contraofertas para que, tanto tú como la productora, estéis contentos con el trato al que habéis llegado. 

Una de las consultas más usuales cuando las cosas van mal entre autor y productor es la siguiente: ¿Cuándo me deben pagar, con la entrega del guion o con la entrega de la versión definitiva? En sí, es una pregunta que podría parecer con respuesta obvia, pero la interpretación de la palabra entrega suele variar entre productor y autor, generando un conflicto que podría solucionarse simplemente preguntando «¿Qué entiendes por entregar? Porque yo entiendo que cuando te doy una versión para revisión es una entrega». Preguntar es, por lo tanto, una herramienta clave para llegar a tu escenario ideal, para conocer a la productora y para estar seguro de cuáles son tus obligaciones contractuales. 

4. Retención de derechos críticos 

Aunque todos los contratos de producción establecen que «en virtud de este contrato cedes todos los derechos de propiedad intelectual a la productora», lo cierto es que puedes reservarte ciertos derechos para usarlos más tarde, modularlos o detallarlos hasta un punto muy preciso. Así, por ejemplo, lo más típico es reservarse el derecho a hacer precuelas, secuelas, spin-off u otros tipos de obras derivadas, por ejemplo, cómics, videojuegos o merchandising. Pero también podrías conceder el derecho a hacer una única secuela, de tal forma que la serie solo podrá tener dos temporadas. 

Recuerda que el derecho de transformación es uno de los más importantes para los autores. Es el que permite seguir trabajando en la obra que has creado. Otros derechos que se reservan los autores están relacionados con el control de calidad de la obra (siempre dentro de los presupuestos de la producción) y la recuperación de los derechos en caso de que la productora no ejecute la producción en un periodo de tiempo determinado. La retención de derechos críticos conlleva, además, una planificación para la futura explotación de la obra y el mantenimiento de la cadena de derechos. 

La cadena de derechos es la gestión y documentación de los contratos de cesión de derechos, de tal forma que la productora solo podrá usar los derechos que le han sido cedidos. Por ejemplo, imagínate que te has reservado el derecho a hacer adaptaciones en Estados Unidos. Si la productora cediera a una firma estadounidense los derechos para hacer una adaptación, estaríamos ante una ruptura de la cadena, porque la productora no tendría los derechos para hacer esta acción. 

5. Sé realista al negociar el contrato 

Hay momentos en los que las negociaciones no son tan favorables y hay que ceder terreno porque no hay verdaderas vías de negociación. Esto dicho así queda poco claro. Vamos a poner un par de ejemplos para entenderlo mejor. A una tal Patricia le han ofrecido un proyecto: escribir la versión española de una película francesa, digamos Amélie, porque es muy conocida. 

Como en todo trabajo de adaptación, habrá un trabajo profundo de creación y adaptación de los materiales, incluyendo nuevas obras; en concreto, Patricia cree que podría crear un nuevo personaje, Dani, que hará las delicias del público. A Patricia le interesaría que cada vez que se use el personaje en siguientes obras, como precuelas, secuelas o spin-off, le paguen un 0,5% del presupuesto de producción. 

En este caso, aunque el personaje nuevo es interesante, lo más seguro es que la productora le diga que no hay trato sobre este punto en concreto debido a que estamos ante una adaptación de una obra previa (Amélie). La productora está limitada por la cadena de derechos y no puede dividir la IP. Tampoco podría controlar de manera segura que se use el personaje de Dani, ya que al ser adaptaciones podría haber ciertas coincidencias. 

Hay más libertad cuando se negocian proyectos originales, porque se establecen las reglas de los subsiguientes proyectos. Pero. ¡cuidado!, estos son solo ejemplos. Cada relación profesional es única y no hay un patrón único para cada caso. 

Bonus track: Consulta a un abogado 

Si en algún momento no estás seguro del enfoque que debes darle a la relación, como presentar contraofertas o qué derechos debes reservarte para llevar a cabo tu planificación, ¡contacta con un abogado! La consulta puede ahorrarte un futuro conflicto. 

🪧 Aviso: los artículos de Opinión reflejan las perspectivas de sus autores. SafeCreative no se identifica necesariamente con los puntos de vista expresados en ellos.
Marelisa Blanco
Marelisa Blanco
Marelisa Blanco es abogada y dibujante, por eso la llaman dibugada. Desde 2020 es la Capitana de Akme, una consultora visual de derecho donde asesoran a autores de cómics, ilustradores, guionistas, directores, músicos y desarrolladoras de videojuegos. También es docente en distintas universidades donde enseña propiedad intelectual.

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