La Universidad de Vermont, en colaboración con Marvell Technology, ha desarrollado un chip de autodestrucción. La presentación se ha realizado en la Conferencia Internacional de Circuitos de Estado Sólido (ISSCC, por sus siglas en inglés), un foro mundial para la presentación de avances en este campo que se celebra cada año en la ciudad de San Francisco.
Dispositivo anti hackers
El procesador diseñado por la Universidad de Vermont se destruye automáticamente cuando detecta que se ha comprometido la seguridad del equipo que gestiona evitando que se pueda robar la información. Este sistema, pensado para combatir los ataques de los hackers más experimentados puede significar un ahorro para las empresas de miles de millones de dólares.
¿Cómo funciona?
El mecanismo se basa en las funciones físicas no clonables o Physically Unclonable Functions (PUF, por sus siglas en inglés) que pueden crear huellas dactilares únicas para cada chip. La PUF, tal como la ha implementado el equipo de trabajo de la Universidad liderado por Eric Hunt-Schroeder, incorpora dos métodos de «suicidio del circuito» aplicando en ambos casos un aumento del voltaje a las líneas que conectan con la clave de cifrado. Este doble sistema de seguridad permite que cualquier procesador se autodestruya en cuestión de unos segundos si se ve comprometido por un ataque.
Dos métodos de autodestrucción
Como explica la acreditada revista IEEE Spectrum, la primera forma de destrucción se produce por la electromigración, un fenómeno en el que la electricidad provoca que los átomos metálicos se muevan de su posición generando un vacío que deja los circuitos abiertos y sin conexión, es decir, inservibles.
El segundo método de autodestrucción es aún más efectivo: somete a los transistores que están diseñados para funcionar a menos de un voltio a 2,5V, lo que genera un efecto de rápido envejecimiento, denominado ruptura dieléctrica, que desemboca en una serie de cortocircuitos que destrozan el dispositivo.
Así, el desarrollo que estrena la Universidad de Vermont ofrece una última línea de defensa ante el robo de datos, al tiempo que su huella digital única evita la entrada en el mercado de chips falsificados. Todo, en un momento en que las filtraciones de datos y la piratería son dos de las grandes amenazas que afrontan las empresas.
Fuentes: IEEE Spectrum, Techradar, Tom´s Hardware, El Chapuzas informático