La nueva funcionalidad de ChatGPT que permite generar imágenes simulando diferentes estilos artísticos ha inundado las redes sociales de retratos y memes inspirados en la estética característica del Studio Ghibli. La fidelidad con la que recrea el trabajo artístico del reconocido estudio de anime japonés ha revivido el debate sobre la utilización de imágenes protegidas por derechos de autor para entrenar la inteligencia artificial (IA) y si esta acción infringe el copyright.
El estilo no está protegido
En espera de conocer el fallo de los jueces a diferentes demandas con este mismo planteamiento que están en curso, aún no hay una respuesta clara a esta cuestión. Evan Brown, especialista en propiedad intelectual del bufete Neal & McDevitt, en declaraciones al periódico digital TechCruch, asegura que los modelos de IA generativa operan «en una zona gris legal». Puesto que el estilo no está protegido por derechos de autor de forma explícita, ChatGPT «no parece estar infringiendo la ley por el simple hecho de generar imágenes que se parecen a las películas de Studio Ghibli», manifiesta el abogado.
Millones de fotogramas para entrenar
No obstante, Brown considera «plausible» que el alto grado de similitud con el estilo Ghibli responda a que ChatGPT esté entrenado con «millones de fotogramas» de las películas creadas por Hayao Miyazaki, leyenda de la animación japonesa y cofundador del estudio, quien ya en 2016 se pronunció en contra de la IA calificándola como «un insulto a la vida misma». De su mano y su minucioso método de creación fotograma a fotograma han salido obras clásicas del género como El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro o, la más reciente, El niño y la garza.
Los artistas protestan
Numerosos artistas respaldan la posición de Miyazaki la, entre ellos Karla Ortiz. Esta creadora visual, inmersa en una demanda colectiva para impedir la copia de sus obras como fuente de formación de la IA, ve en la actualización de ChatGPT la falta de preocupación «por el trabajo y el sustento de los artistas». Así, tacha de «insulto y explotación» el uso que OpenAI, la promotora de ChatGPT, está haciendo de «Ghibli, su nombre, su trabajo y su reputación para promover sus productos», según la agencia The Associated Press (AP). También el cineasta español Nacho Vigalondo ha comentado en BlueSky que el robo de la obra de Miyazaki es «especialmente odioso», porque su trabajo «es un acto de resistencia contra los atajos tecnológicos, es artesanía militante», informa El Tiempo.
Carta falsa acrecentó la polémica
Además, la polémica se ha visto acrecentada por la aparición de una carta falsa que circuló con rapidez en las redes sociales en la que se aseguraba que el estudio japonés había demandado a OpenAI por infracción de copyright. El documento exigía la retirada de la herramienta y el material creado con ella en una semana, informa Kudasai. En caso de incumplimiento, amenazaba con tomar medidas legales, pero su recorrido duró poco tiempo. La cadena japonesa NHK pudo confirmar con el Studio Ghibli que «no había emitido ninguna carta de advertencia». De hecho, de momento, no ha realizado ningún tipo de comentario y se desconoce si iniciará alguna acción legal contra OpenAI.
Impide recrear el estilo de artistas vivos
Ante esta controversia, un portavoz de la tecnológica, que tampoco preveía la viralización del uso de la nueva herramienta, ha manifestado a 404 Media que su objetivo es «brindar a los usuarios la mayor libertad creativa posible. Seguimos impidiendo las generaciones al estilo de artistas vivos individuales, pero sí permitimos estilos de estudio más amplios». Una respuesta que ha sorprendido a los expertos, puesto que Miyazaki, de 84 años, sigue vivo.
Uso solo en el servicio premium
El éxito de la herramienta entre los usuarios ha sido tal que el propio CEO de OpenAI, Sam Altman, ha pedido calma en tono humorístico, pero desvelando el colapso del sistema en su cuenta de la red social X. De hecho, la previsión de la compañía era ofrecer la nueva funcionalidad en el servicio gratuito de ChatGPT, aunque ha tenido que limitarla a los usuarios premium, al menos, de momento.
En todo caso, el dilema en torno a la propiedad intelectual continúa y muchos se preguntan si se debe permitir la generación de imágenes tan distintivas sin el consentimiento de sus creadores. También siguen su curso las demandas por derechos de autor que afronta la compañía, entre ellas, la del diario The New York Times que, un juez acaba de dar el visto bueno a su continuidad, y en la que se plantea el mismo trasfondo, pero referido a sus artículos. Habrá que seguir esperando las resoluciones judiciales.
Fuentes: TechCrunch, AP, El Tiempo, Kudasai, NHK, 404 Media.