Si eres de los que no te conformas con cantar las canciones de los demás y aspiras a crear las tuyas, si crees que tienes talento para la música, pero no sabes cómo empezar ni cómo seguir, estos consejos te guiarán desde cero. Componer canciones con letra es un arte, pero requiere de técnica. No existe una fórmula mágica, pero seguir ciertos pasos y utilizar las herramientas adecuadas te lo pondrá mucho más fácil.
Mozart compuso más de 600 obras, la primera con cuatro años; Bob Dylan creó Like a Rolling Stone en solo unas horas y Eric Clapton escribió Tears in Heaven a raíz de la trágica muerte de su hijo. No has de ser precoz ni súper productivo, tampoco rápido como un rayo o sufrir una desgracia para componer una buena canción. Basta con que uses la imaginación y la técnica a partes iguales.
Creatividad y método son los dos ingredientes que necesitarás, letra y melodía los dos elementos que habrás de dominar. La primera expresa pensamientos y emociones, refleja tu historia, mientras que la segunda es el gancho que hará que resulte memorable. Ambas han de armonizar si quieres que tu tema impacte.
Sigue estas 5 fases por orden
¿Y por dónde arranco?, te preguntarás. Ahí va un primer consejo: no hay reglas oficiales para empezar el proceso creativo, ni una única fórmula mágica. Cada maestrillo tiene su librillo y sigue el sistema que mejor le funciona. Aun así, existen unas directrices que te resultarán muy útiles, sobre todo si eres principiante.
- Busca inspiración. Es la chispa que encenderá tu canción. Conectar con tus experiencias personales y tus emociones es una poderosa fuente de inspiración. Para estimular nuevas ideas, puedes usar un montón de recursos: anota tus pensamientos sin filtros, observa tu entorno y lo que está pasando y toma notas, usa generadores de palabras aleatorias… Y escucha música, mucha música. Eso sí, con tu capacidad analítica siempre activa.
- Escoge un tema principal. Aportará estructura y propósito a tu composición. No tiene por qué hablar de amor o de una superación, como tantas canciones. Lo importante es que tenga un significado especial para ti. Solo así serás capaz de transmitirlo y conectar con los demás. Piensa en qué emoción y qué historia te apetece compartir. La base de los grandes temas es la autenticidad, la honestidad. Puede que eso te haga vulnerable, pero es el precio a pagar. Sé tú mismo o tú misma.
- Traza una estructura. Organiza tu canción usando formas poéticas. No es obligatorio que empieces por el título, aunque puede pasarte, como a John Lennon con Strawberry Fields Forever, en la que usó el nombre del orfanato de su infancia. Salvo excepciones, lo normal es que surja naturalmente de la letra. Céntrate en la estructura organizándola en secciones (versos, pre-estribillos, estribillos y puentes que marcan la transición entre dos partes). Lo importante es que fluyan sin interrupciones. No todas las secciones son necesarias, pero sí los versos, que narran la historia, y los estribillos, que incluyen el mensaje principal y sirven de «gancho» para memorizar la canción.
- Escribe la letra. Busca palabras que insuflen vida a tu melodía sin limitarla y con un mensaje potente. Elige las que creen imágenes intensas y emociones fuertes que ayuden a tus oyentes a identificarse con tu mensaje. Juega con ellas de forma que tengan ritmo y utiliza rimas.
- Crea la melodía. Debe ser la fusión perfecta de las notas musicales y las frases que hace que la canción sea agradable y enganche. Muchas composiciones utilizan una estructura de verso-estribillo, donde cada parte tiene melodías distintas. Por lo general, la melodía del verso establece la historia y la del estribillo es más icónica e inolvidable, a menudo gracias a que es pegajosa. Aunque la repetición es un recurso útil, tampoco abuses. Comprueba que melodía y letra encajan bien, experimenta con progresiones de acordes, tonalidades y escalas, y no pares hasta lograr emocionar.
Registra, graba y… ¡a triunfar!
Inspiración, tema, estructura, letra y melodías. Cuando los tengas, ya solo te faltará la última fase que una todos los elementos del puzle para obtener un resultado armónico. Ahí entran en juego los arreglos, los acordes y las armonías.
La primera versión de una canción casi nunca es la definitiva, así que, si has de dar un paso atrás, o más de uno, no te frustres. Cambiar para mejorar forma parte del proceso creativo. Durante la revisión de tu canción, pregúntate cosas como si la melodía fluye de forma natural, si tus letras se entienden y conmueven o si el arreglo que has hecho capta mejor la atención. No tengas miedo a experimentar, escribe y reescribe hasta que te parezca perfecta, porque componer es una evolución y dura lo que dura. Y si te sientes bloqueado, ten paciencia porque pasará. Recuerda: la práctica y la perseverancia son claves.
Dale a la canción tu toque personal, esa marca característica de cada artista. Y para ello lo mejor es seguir tu propio proceso. Puedes escucharla en conjunto o ponerte las pistas de audio por separado. Aquí, cada cual tiene sus preferencias. Pero todos han de dar un último paso, no por ello menos importante, sino todo lo contrario: registrar la composición. Debes hacerlo, sí o sí, antes de enseñarla, grabarla o publicarla, para probar la autoría y proteger tus derechos de propiedad intelectual. Hacerlo en Safe Creative te llevará solo unos minutos. Y también puedes registrar otros elementos, como letras o carátulas si es que tienes ya un disco.
Grabar una canción de forma profesional puede resultar complicado, pero algunas recomendaciones te pueden ayudar. Para empezar, mantén siempre un orden, trabaja primero en la composición y mejora luego el sonido. Si consigues una con grabaciones y samples de calidad obtendrás un buen sonido. Más adelante ya llegará la mezcla. Piensa que sonar más alto no equivale a sonar mejor, así que busca el sonido óptimo para que funcione en distintas plataformas de streaming y reproductores de audio. Y, por último, convéncete de que menos es más, así que no te compliques la vida ni te obsesiones con añadir capas y capas de sonido.
Escribir una canción puede ser una de las experiencias más gratificantes. Abraza tu creatividad, confía en tu instinto y en tu potencial, sigue estos pasos y, sobre todo, disfruta durante todo el proceso. ¡Y que suene la música!