Estados Unidos ha denunciado a Live Nation Entertainment, la compañía propietaria del portal de compra de entradas Ticketmaster por prácticas monopolísticas que han derivado en la subida de las entradas para los consumidores. La firma controla al menos el 80% de la venta de entradas en las principales salas de conciertos y gestiona a más de 400 artistas, según el fiscal Merrick Garland. Es un caso que podría reconfigurar la multimillonaria industria de la música en directo.
Solicitan la disolución de la empresa
El Departamento de Justicia ha presentado una demanda en el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York contra el gigante de los conciertos propietario de Ticketmaster, solicitando la disolución de la empresa al considerar que mantiene un monopolio en la industria de los espectáculos en directo. En la demanda, a la que se han sumado 29 estados y el Distrito de Columbia, acusa a la compañía de dominio del sector al obligar a los locales a firmar contratos exclusivos de venta de entradas, presionar a los artistas para que utilicen sus servicios y amenazar a sus rivales con represalias económicas, según recoge The New York Times.
Encarecimiento de las entradas y obstáculo a la competencia
El gobierno considera que estas tácticas han encarecido el precio de las entradas y han obstaculizado la innovación y la competencia en el sector. Así lo afirma el fiscal general estadounidense Merrick Garland: «Las tarifas exorbitantes y los fallos tecnológicos de la compañía han sido criticados tanto por los aficionados como por los artistas» y, además, considera que son «anticompetitivas e ilegales».
Tentáculos en todo lo relativo a la industria del entretenimiento
«Live Nation tiene sus tentáculos en prácticamente todos los aspectos de la industria del entretenimiento en directo», se afirma en el documento legal. Abarca desde la promoción de conciertos, la venta de entradas y la gestión de artistas hasta la explotación de cientos de locales y festivales en todo el mundo. Según los datos ofrecidos por Garland, la compañía controla al menos el 80% de la venta de entradas en las principales salas de conciertos, gestiona directamente a más de 400 artistas, controla más del 60% de las promociones de conciertos en todo el país y posee o controla más del 60% de los grandes anfiteatros de Estados Unidos, indica EFE.
Los fanes pagan más y los artistas hacen menos conciertos
Esta situación deriva en que «los fanes pagan más» y «los artistas tienen menos oportunidades de tocar en conciertos», mientras que «los promotores más pequeños quedan excluidos y los lugares tienen menos opciones reales para los servicios de venta de entradas», mantiene Garland.
Seguimiento cercano a la actividad de Live Nation
Live Nation está sometida desde hace meses a un escrutinio cercano, incluso del Congreso de Estados Unidos, en especial, tras el colapso que experimentó Ticketmaster durante la venta de entradas para la gira de la cantante Taylor Swift. El 17 de noviembre de 2022, un día antes de que salieran oficialmente a la venta las entradas del concierto, el portal canceló la venta excusándose en el exceso de demanda.
La compañía culpa a la reventa de la subida de precios
En respuesta a la demanda, Dan Wall, vicepresidente ejecutivo de asuntos corporativos y normativos de Live Nation, niega que la firma sea un monopolio y afirma que el gobierno «ignora todo lo que es realmente responsable del aumento del precio de las entradas, desde los crecientes costes de producción a la popularidad de los artistas, pasando por la reventa de entradas en línea 24/7 que revela que el público está dispuesto a pagar mucho más de lo que originalmente cuestan las entradas».
Un caso que puede cambiar la industria de la música en directo
La demanda forma parte de la iniciativa de los reguladores federales para frenar el poder de las empresas en la era de Internet y se prevé que se convertirá en uno de los casos de competencia más relevantes. En los últimos tres años, también han presentado cargos antimonopolio contra gigantes tecnológicos como Apple, Google, Amazon y Meta, si bien en ningún caso, excepto en el de Live Nation, se ha solicitado específicamente la disolución de la compañía.
Fuentes: The New York Times, EFE
