Desde este 1 de abril de 2024 comienzan a aplicarse los cambios en el sistema de regalías que Spotify anunciaba en noviembre del pasado año. Según la propia compañía, «para apoyar mejor a aquellos cuyos ingresos vitales dependen de lo generado por las reproducciones«, para así asegurar que el dinero llega hasta «los artistas profesionales y emergentes«.
La multinacional sueca afirma haber trabajado codo con codo con los distintos agentes de la industria (distribuidoras, sellos independientes, majors y artistas) para sacar adelante estas nuevas políticas.
Los cambios van enfocados a solventar tres grandes problemas que se hacían cada vez más acuciantes:
- Las falsas reproducciones o «artificial streaming».
- La distribucción de los pagos menores, que no están llegando a los artistas.
- Frenar a aquellos que intentan engañar al sistema con «ruido».
Reducir las reproducciones falsas
Se trata de reducir al máximo las regalías pagadas por reproducciones fraudulentas, no conseguidas de manera orgánica y que no reflejan realmente la intención de escucha real de los usuarios.
Para afrontar este problema, Spotify ha comenzado a «multar» a sellos y distribuidoras cada vez que sus sistemas detecten un uso flagrante de artificial streaming.
De esta forma, pretenden desincentivar el uso de este tipo de técnicas, de manera que los sellos y distribuidoras se abstengan de subir contenidos de artistas que pretendan utilizar este tipo de técnicas.
Mejor distribución de pagos menores
La plataforma recoge hoy día por encima de 100 millones de canciones. Decenas de millones de ellas se encontraron el pasado año en el rango de entre 1 y 1.000 reproducciones, generando a sus artistas un promedio de 0.028 céntimos al mes.
Debido a los cargos por la transacción del dinero que realizan los bancos, y a que sellos y distribuidoras suelen exigirles a los artistas unos ingresos mínimos (un promedio de entre 1.84 y 46 euros) para poder retirar ese dinero generado, la realidad es que mucho dinero que Spotify pretende pagar a los artistas se está quedando por el camino.
Aunque individualmente se trate de cantidades irrisorias, la compañía calcula que, en conjunto, hay 37 millones de euros anuales que, pudiendo llegarles a los artistas, se están quedando en manos de intermediarios financieros.
Para solucionarlo, se ha introducido una medida que ha generado gran polémica, en especial entre los artistas emergentes y de menor relevancia: los tracks deberán alcanzar las 1.000 reproducciones en los anteriores 12 meses para que sus artistas empiecen a recibir regalías.
De esta forma, muchas canciones que no alcanzan esas cifras dejarán de monetizarse, y sus artistas dejarán de percibir dinero por ellas. Y, en cambio, las que alcancen ese baremo (según la plataforma el 99.5% de las canciones) recibirán pagos mayores que hasta ahora.
Ruido de ambiente
Spotify no sólo es una plataforma en la que se consumen obras musicales, sino que acoge cualquier tipo de contenidos auditivos que cumplan sus políticas.
Uno de esos tipos es el ruido y los sonidos ambientales, los cuales en los últimos años se han vuelto muy populares entre aquellos usuarios que buscan un sonido de fondo para relajarse, concentrarse o estudiar, llegando a hacerlo incluso durante horas.
La compañía sueca entiende que se debe modificar la forma de remuenrar este tipo de contenidos, pues, aunque no presentan ningún tipo de mérito artístico, están siendo recompensados de forma equiparada a la música.
Como solución, plantean en primer lugar aumentar la duración mínima de este tipo de archivos a 2 minutos, evitando así que aquellos que tienen una duración menor generen altísimas cantidades de regalías al ser reproducidos en bucle por los usuarios.
Y, a su vez, pretenden reducir el valor de las regalías de este tipo de contenidos a una parte del valor de los streams de música.
Tendremos que estar atentos a las repercusiones que pueden generar estos cambios en la industria musical, en especial a cómo pueden afectar a los artistas emergentes y aquellos que tienen una menor repercusión.
Fuente: Spotify